30 diciembre 2013

Un amanecer en Savuti

Por desgracia solo pudimos pasar una noche en la marisma de Savuti, en la Reserva de Chobe, ¡pero fue inolvidable! El camping estaba justo en la orilla del canal de Savuti, y las vistas eran inmejorables. Además, por la noche se oían los mochuelos perlados, una pareja de leones e incluso un leopardo a unos 20m. A la mañana siguiente nos preparamos para ir a nuestro siguiente destino, el frente del Chobe, pero teníamos un par de horas para exprimir Savuti al máximo: ¡y vaya par de horas!

Conduciendo por Savuti hacia el camping la noche anterior, con unos preciosos colores en el cielo justo antes del crepúsculo
El amanecer de un nuevo día de aventuras en Botswana... ¡la foto de este precioso paisaje es desde el camping! Mejor alojamiento imposible
No teníamos tiempo de visitar la marisma propiamente dicha, pero en su lugar pasamos por la sabana que rodea a las colinas de Gubatsa, un sitio alucinante que además tiene unas pinturas rupestres en la roca (íbamos a visitarlas, pero el espectáculo animal que había nos hizo dejarlo para la próxima)
Nada más salir del campamento vimos algunas emerald spotted wood-dove (Turtur chalcolspilos), una tórtola con unas preciosas "escamas" esmeralda en las alas
 Uno de los mejores momentos fue encontrar esta manada de búfalos con unos especiales vecinos
 ¡Los picabueyes piquigualdos (Buphagus africanus)! Los picabueyes son unos parientes de los estorninos que viven con las manadas de herbívoros obteniendo de ellos su alimento. Aquí ves a uno arreglándose las plumas con las primeras luces del día
En Botswana hay dos especies de picabueyes, el de pico rojo y el de pico amarillo, el primero es el más común. Éste escogió un curioso posadero para descansar: el punto donde se juntan los cuernos del búfalo
Como puedes comprobar, se meten en cualquier lado para buscar los parásitos del búfalo: ¡estas increíbles aves comen unas 100 hembras engordadas de garrapatas al día, o si no encuentran adultas, unas 13.000 larvas! Sin embargo, su comida favorita es la sangre: mantienen las heridas del hospedador abiertas con el pico para beber su sangre.
Y al poco de ver el bando de picabueyes nos encontramos con un pajarillo que llevábamos viendo todo el safari pero siempre lejos y mal: el babbler pío (Turdoides bicolor)
¡No paraban quietos un segundo! Pero vaya preciosidad de pájaro, con esos colores tan increíbles. Aunque los babbler píos son mucho más que aves bonitas: son de las más inteligentes y complejas de África: viven en bandadas de varios individuos que se ayudan mutuamente, y tienen cada uno una función asignada: pareja dominante, centinela, ayudante de cría, etc. Pasan su tiempo libre divirtiéndose en juegos como colgarse boca arriba de ramas, perseguirse, saltar unos sobre otros, etc.
Además tienen una relación muy peculiar con los cleptoparásitos  drongos (el pájaro que engañaba a los suricatas para robarles el alimento... ver entrada Xakanaxa). Los drongos también engañan a los babblers con sus falsas alarmas de despiste, pero también les ayudan haciendo de centinelas "honestos" la mayoría de las veces. Por eso, a las bandas pequeñas de babblers les convienen los drongos que les hacen de centinela (a pesar de la comida que pierden por su culpa), aunque las bandadas grandes los repelen: ¡tienen los suficientes individuos para que no les haga falta el drongo!
Mucha de esta información se la debemos al Pied Babbler Research Project, un proyecto de estudio de los babblers píos en el Kalahari. La labor que hacen los científicos aprendiendo y difundiendo la vida de los babblers es encomiable, gracias a ellos podemos saber mucho más de estos geniales animales. Puedes aprender mucho más de la vida de los babblers en su (magnífica) página web: Pied & Arabian Babbler Research Project
Y nuestra suerte continuaba: unos 200m más adelante estaba, a solo un metro de la pista, un alcaraván del Cabo (Burhinus capensis)
Aquí ves una vista del precioso dorso del alcaraván. Como siempre en Botswana, las aves están superconfiadas: ¡ya no es que en España nunca haya tenido un alcaraván a esta distancia, es que jamás he visto uno! Cuánta ventaja nos llevan en proteger los espacios naturales...
Estaba tan tan tan cerca que en esta foto se aprecia su espectacular iris y las forma ovalada de su pupila: toda una joya de pájaro y una suerte poderlo ver a esta distancia
Y éste es el tesoro que guardaba el alcaraván: ¡dos preciosos huevos! Los pobres alcaravanes habían puesto el nido a un metro de la pista, ojalá no los haya pisado ningún coche... con un poco de suerte, ahora esos dos huevos serán dos pollitos de alcaraván que corretearán con sus padres por la sabana de Savuti
 Aunque claro, para pájaro precioso, éste. La carraca de pecho lila (Coracias caudata) es, si no la más, de las más bonitas de Botswana. Por suerte, tuvimos un montón de avistamientos (todos los días veíamos alguna que otra), pero a la salida de Savuti fue espectacular: aquí la ves con una rica hormiga en el pico
"Jiji, pues ahora me muevo a éste tronquito tan fotogénico que seguro que salgo muy bien"
"Mmmm.. qué cómoda estaría en ese suelo..."
"¡Allá que voy! Y ya de paso al aterrizar enseño los colores tan bonitos de mis plumas" 
 Y así estuvo un rato, revoloteando por ahí en busca de bichitos que comer y subiendo y bajando a sus posaderos... una gozada poder disfrutar del -no me extraña- ave nacional de Botswana
Esta otra foto de una elegante carraca era del día anterior: me puse de pie en el todoterreno de tal forma que la tuve a nivel de vista, y a solo unos 4m... una experiencia inolvidable
En esta otra foto de la marisma ves una de las mayores diferencias entre la carraca europea y la de pecho lila: las dos plumas de la cola que tiene ésta, que la hacen parecer una golondrina... vaya maravilla de ave
Y termino con esta foto de cuando ya estaba bien entrada la mañana y salíamos del parque: un habitante de los bosques de mopane exclusivo de esta zona del sur de África: el cálao de Bradfield (Tockus bradfieldi), mucho más tímido y escaso que las otras 4 especies que vimos. En el reencuadre del ojo puedes ver las plumas que parecen párpados

¡Y todo esto en un amanecer! Pero ahora tocaba adiós animales, hola carretera mientras empezábamos el viaje de horas que nos llevaría al próximo destino: el mítico río Chobe...

23 diciembre 2013

El águila volatinera de Savuti Marsh... y todos sus vecinos

Podría parecer que un viaje de unas cuatro horas por un enorme bosque de mopane en la estación seca en Botswana significaría no ver apenas aves. ¡Nada más lejos de la verdad! La última mañana de nuestra estancia en Khwai salimos prontito en dirección a la marisma de Savuti, y de camino vimos muchísimas aves. Aunque lógicamente lo gordo esperaba en Savuti. Prueba a mirar fotos de Savuti de antes de enero del 2010 y de después. Podría parecer que son sitios totalmente distintos, pero no es así. La zona de Savuti obtiene agua del Savuti Channel, un canal de flujo muy irregular. En 1982 se secó y el agua dejó de llegar: toda la zona se volvió como un desierto sólo con algunas charcas de agua o pans en las cuales se concentraban los animales para beber. Sin embargo, en enero de 2010, el agua volvió y convirtió todo el ecosistema en una marisma donde viven leones, leopardos, guepardos y un montón de otros animales. Aquí pongo algunas fotos del tránsito a Savuti y de la primera tarde que pasamos allí (por desgracia solo teníamos una noche para estar, ¡pero dio de sí!)

De Khwai a Savuti no hay mucho más de 100km en línea recta, pero de llegar de un punto a otro lleva un montón de horas. Hay que atravesar la gran depresión de Mababe, en la cual hay kilómetros y kilómetros de sabana...
... lo cual no significa que no haya animales en la zona. Y como se puede comprobar en la sombra del árbol de la foto, grandes animales
Grandes mamíferos al margen (si las aves que hay son increíbles, esos son ya de otra categoría), una de las mayores alegrías del trayecto fue encontrar ésto: huesos de erizos, musarañas, ratoncillos... todos perfectamente conservados en las egagrópilas de una rapaz nocturna, en la puerta de entrada al Parque Nacional de Chobe
 Me hizo mucha ilusión ver las egagrópilas, pero lo que no me podía imaginar era que, justo encima de ellas, en el techo de la puerta, ¡estaba la cazadora en cuestión!
Creo que es una lechuza común (Tyto alba affinis), aunque la lechuza del Cabo (Tyto capensis) también se parece... ¡aunque lo importante es la suerte que tuvimos y sobre todo lo bonita que es! Justo este verano pensaba en la ilusión que me haría ver una lechuza...
 Otro habitante de las sabanas de Mababe es el sisón crestado (Lophotis ruficrista), que en parada nupcial despliega una impresionante cresta roja
Pero el sisón es minúsculo comparado con la gigantesca avutarda de Kori (Ardeotis kori): ¡un gigante que alcanza los 1,2 metros de altura y puede pesar 20kg! Es aún más grande que la que vive en España, la avutarda europea
¡Y apenas unos minutos después de ver la lechuza, encontramos a una familia de 3 búhos de Verraux (Bubo lacteus)! Desde luego fue el día de las rapaces nocturnas
Aquí ves a los otros dos búhos... el búho de Verraux tiene un sueño muy ligero, y al mínimo ruido se despiertan para investigar: ¡a pesar de estar a menos de 20 metros, nuestra presencia ni les importó!
La verdad es que son unos bichos curiosos, con sus párpados rosas y su abultado plumaje... Ni idea de por qué, pero también se les llama "búho lechoso" Esta foto es de otro ya en Savuti
Vaya contraste cuando llegamos a la marisma de Savuti: éste es el canal inundado, todo un espectáculo para la vista
De repente, a la vuelta de una curva en la pista encontramos una tremenda concentración de aves acuáticas: desde luego era el paraíso. A la derecha de la panorámica ves una parte de las muchas aves que había
 Lo que más había eran white-faced whistling ducks (Dendrocygna viduata), que aleteaban y se bañaban alegremente
 Aunque hay muchísimas más aves: los knob-billed ducks (Sarkidornis melanotos) o "patos de pico nudoso" son de lo más espectacular, con su extraña forma del pico. Más discretos son los patos de pico rojo (Anas erythrorhyncha), como el de la parte inferior de la foto
 Los ibis sagrados (Threskiornis aethiopicus) también habían acudido a la reunión, además de jacanas, garzas, espátulas africanas... ¡revisando las fotos, he contado 14 especies juntas sólo en esa zona del río!
Otra estrella de la marisma fue el ganso de espolón (Plectropterus gambensis). Los machos usan ese espolón de las alas para atacar violentamente a otros gansos en la época de cría. Gracias a la luz que le da, puedes apreciar el brillo metálico verde de sus alas
Aunque lo más impresionante de Savuti fue sin duda encontrarnos a ésta belleza
¡Un águila volatinera (Terathopius ecaudatus)! Por si no conocías el águila volatinera, es la rapaz más increíble de toda Botswana: se llama volatinera porque es extremadamente hábil en vuelo, mucho más que la mayoría de águilas y resulta extraño su aspecto cuando vuela: parece no tener cola de lo corta que es. Además, este pariente de las culebreras se centra en cazar pequeños bichillos, y cuando encuentras una carroña, es fácil saber si la volatinera ha pasado por ahí: ¡lo primero que se comen son los ojos y la lengua! Cuando come, segrega por las narinas un líquido salado, lo cual se cree que es un mecanismo para expulsar la sal y ayudar la reabsorción de agua.
¡Y desde luego, tiene unos colores espectaculares! Parece un juguete de plástico, con ese pico rojo y amarillo, las patas naranja vivo, etc.
El bonito paisaje que rodeaba al águila, se la ve posada en el árbol de la izquierda
Según va cayendo la tarde, todos los animales de la marisma se preparan para dormir, como este cálao de pico amarillo (Tockus leucomelas) que se arregla las plumas con una preciosa luz
Y así, con esta bonita imagen, acababa nuestra primera tarde en Savuti

Aunque por suerte, todavía nos quedaba el amanecer del día siguiente, y un amanecer en África suele dar mucho juego...

13 diciembre 2013

De camping en Khwai River

No siempre hace falta conducir y buscar durante horas los animales cuando uno está en un sitio tan genial como el camping que nos tocó para pasar las 3 noches que estuvimos en las orillas de Khwai River, cerca de Moremi, Botswana. Como el camping estaba en medio de la reserva, por la noche se oían los hipos, leones, hienas que se acercaban a curiosear, y los galagos trepaban por los troncos. Los elefantes pasaban al lado de las tiendas y oropéndolas y cálaos revoloteaban por ahí... ¡en resumen, que era genial! Obviamente para buscar los grandes carnívoros teníamos que dejar el camping y recorrer las distintas zonas de la reserva, pero en los ratillos que pasábamos en el camping y sus alrededores (al comer y desayunar) también pude observar muchísimos pajarillos:

¿Cómo no va a haber aves en un sitio así? Justo al fondo de la foto pasa el río Khwai
La vista desde el campamento: qué ganas dan de volver, jejeje
Y no hizo falta alejarse mucho del camping... La primera tarde, en un tramo del río bastante cerquita, nos encontramos con esta preciosidad: un ave que había soñado ver desde siempre
¡¡El martín pescador pío (Ceryle rudis)!!
Este pariente africano de nuestro martín es bastante más grande y es el martín que más tiempo se cierne antes de zambullirse. Además, pueden anidar en colonias de hasta 20 parejas, y habitualmente existen ayudantes que proporcionan comida, protección, etc. a las parejas reproductoras. ¡A veces estos ayudantes no tienen ningún parentesco familiar con la pareja a la que asisten!
Aquí ves a un martín en pleno vuelo con las orillas inundadas del río al atardecer: una preciosa escena sin duda
Además, son unas aves muy inteligentes como pudimos comprobar en esta hembra y su técnica de pesca: primero, se posaba en uno de los árboles de su territorio del río, esperando... pero no a los peces, sino a los coches
Cuando veía que se acercaba un todoterreno de safari por la pista de tierra, se posaba en este tronquito y observaba tranquilamente cómo el coche cruzaba el río que pasa por la pista (a veces casi entraba el agua en el todoterreno de lo alto que estaba el nivel)
Y ya sólo tenía que esperar: al salir del río, los todoterrenos arrastran una pequeña ola en la que a veces va algún pececillo: ¡y el martín bien que se lo había aprendido! Solo tenía que bajar a la pista a coger su presa y subir al tronco para merendársela... todo un ejemplo de adaptación animal
Lo bueno del camping es que estaba entre la zona del río (donde viven los martines píos) y la de bosque seco. En ésta última encontramos a esta preciosidad -¡y no estaba nada fácil encontrarla!-, la ganga bicinta (Pterocles bicintus), parecida a la de Burchell que vimos en Moremi un par de días antes. Como todas las aves de Botswana, no estaba asustada de nuestra presencia, y de ahí que la pudiéramos ver tan cerca: ¡prueba a intentar ver una ganga a esta distancia sin usar escondites en España!
Otros pajarillos que se encontraban en el ambiente del campamento eran éstos, los bengalíes del Senegal (Lagonosticta senegalensis). En inglés se llaman firefinch, o "pinzón de fuego", desde luego que las aves aquí tienen colores alucinantes
Siguiendo con el rojo, cuál mejor que el "tomato bird" o "pájaro tomate" como se la conoce. En realidad es el crimson-breasted shrike (Laniarius atrococcineus), un pariente de los alcaudones y de los bubús como el que vimos en Maun nada más llegar a Botswana. El pájaro tomate es abundante pero bastante esquivo: ¡apenas le pude sacar ninguna foto!
Si antes era el rojo, ahora el amarillo: esta oropéndola de cabeza negra (Oriolus larvatus) estaba en las copas de los árboles del propio camping y no paraba quieta. ¡A pesar de estar algo lejos, su color no pasa inadvertido!
Pero sin duda alguna las estrellas del camping fueron los memorables francolines de pico rojo (Pternistis adspersus), parientes de las perdices y bastantes comunes en este área de Botswana... pero la bandada que vivía en los alrededores del camping era... bueno, increíble. ¡Las aves salvajes más confiadas que he visto en mi vida!
Primero venían a ver si había algo de comida, dejándome acercarme muchísimo. Viendo que no se iban, me tumbé en el suelo para pillarlos a nivel... y seguían sin irse
La cantidad de fotos que les hice... en este detalle de las alas puedes ver los preciosos colores atigrados de sus plumas y plumón, podría pasarme horas haciendo zoom para ver los complejos patrones que hay en una sola de sus plumas
Pero lo mejor llegó cuando decidieron moverse unos metros a una zona donde les daba una preciosa luz a darse un baño de tierra... nada les habría costado irse un poco más allá para alejarse del moñas que les seguía con la cámara, pero estaban tan confiados que ni les importaba. ¡No daba crédito mientras hacía estas fotos!
... y me seguía acercando más y más...
... y más...
...hasta conseguir primeros planos como éste. ¡Sí, es un animal totalmente salvaje! Tanto que en el ojo se aprecian reflejados los arbolitos de alrededor y hasta alguna tienda de campaña
Entonces se me ocurrió una idea: "¿y si cojo el gran angular, me acerco y les hago con el paisaje? ¿Aguantarán?"
 Fui a poner el 17-30mm. y cuando volví... ¡ahí seguían! Fotos como ésta son mis favoritas, en las que sale el animalico en cuestión y el paisaje (inmejorable en este caso) que lo rodea.
Esta foto está sacada con 17mm. Para que quede a ese tamaño, calculo que estaría a menos de 50 cm de la lente... ¡y yo detrás de la cámara! Es increíble comprobar que todavía quedan sitios donde los animales no son atacados por el hombre y por lo tanto permiten cosas como ésta, sobre todo después de las horas que nos lleva en España ver cualquier bichillo
 En otra bandada, más cercana al río, encontramos un atardecer este adorable pequeñín de francolín
Tomándose alguna rica semilla
Todavía no se por qué, pero algunos adultos de la bandada de repente le empezaban a picotear y perseguir: ¡las sociedades de estas aves seguro que son mucho más complejas de lo que creemos, y todavía queda tanto por aprender sobre ellas!
Y para acabar, un plus que no esperábamos ver: por la noche, de vuelta al camping, solíamos ver los búhos de Verraux (Bubo lacteus), el mayor búho africano: verdaderamente gigantesco.
¡Este otro estaba cerquísima! Nos dejó colocarnos justo debajo de su árbol, a menos de 10 metros. Estaba tan cerca que tuvimos que poner un filtro en el foco para no molestarle... ¡qué mejor forma de acabar el día!

Desde luego que la cantidad de aves que se veían es increíble: si todo esto fue en apenas 3 noches de estancia, imagina vivir allí. Ya me gustaría quedarme, pero teníamos que continuar hacia otro lugar inmejorable: la marisma de Savuti