26 febrero 2014

¡Abejarucos africanos! El abejaruco menor

Los de cola de golondrina y de frente blanca eran espectaculares, pero el abejaruco que más y mejor vimos con diferencia fue el abejaruco menor... ¡menor en tamaño, pero no en belleza! Aquí van unas fotos del abejaruco africano por excelencia:

Merops pusillus - Chobe Riverfront
El abejaruco menor (Merops pusillus) exhibiendo todo su esplendor de colores: turquesa, naranja, verde... lo tiene todo. Al diferencia que los europeos, anidan en parejas solitarias, no en colonias. De hecho, en la foto se ven un par de agujeros que tenía excavada esta pareja en el río Chobe
Es curioso el efecto que hace la luz tan fuerte que había, ¡parece que le he metido un flashazo tremendo al pájaro!


Merops pusillus - Khwai River
A diferencia de otros abejarucos, suelen posarse muy bajito a la hora de lanzarse a por una presa: un metro de altura o menos. Este, en las orillas del río Khwai, estuvo aguantando durante cinco minutos en su ramita mientras yo sacaba y preparaba la cámara: ¡ya podrían ser todos así!


Dawn at Khwai River





El paisaje donde vive el abejaruco de la foto anterior: los bosques de las orillas de ríos como el Khwai son perfectos para que estos animales encuentren comida y refugio









Merops pusillus - Xakanaxa outskirts, Moremi GR
 La verdad es que sus colores impresionan muchísimo visto de cerca y con una luz cenital...

Merops pusillus - Xakanaxa outskirts, Moremi GR





¡Aunque visto de lejos como en esta foto no es más que una manchita verde y amarilla en la sabana!
Desde luego se llama abejaruco menor o abejaruco chico por algo: apenas llega a la mitad de un abejaruco europeo... en inglés lo llaman "little bee-eater", o abejaruco pequeño... la verdad es que es minúsculo





Merops pusillus - Xakanaxa outskirts, Moremi GR






Es el abejaruco más frecuente del África subsahariana con diferencia, y está lejos de ser una especie amenazada: ¡actualmente viven unos 80.000.000 de abejarucos menores!








Merops pusillus - Third Bridge, Xakanaxa










-¡Cómo me pica el cuello!-
Esta pareja de abejarucos la encontramos en Xakanaxa, Moremi, en una pausa para comer: al principio estaban lejillos...


Merops pusillus - Third Bridge, Xakanaxa
... pero poco a poco me fui acercando, a pie, ¡hasta tenerlo a apenas 3 metros!

Merops pusillus - Third Bridge, Xakanaxa


















La sensación era increíble... como hacía tanto calor, el pobre bicho estaba jadeando y como yo estaba subido a un montículo, el fondo era muy suave por los arbustos de detrás y le daba la luz de frente. Las ramitas de espino como posadero también eran de lo más curioso ¡lo tenía todo! Vaya suerte que tuve

Merops pusillus - Third Bridge, Xakanaxa






En septiembre, cuando estuvimos nosotros, este macho estaría en plena labor de preparar el nido... supongo que lo habrán excavado en un talud, ¡aunque hay citas de que anidan en madrigueras de cerdos hormigueros!


Merops pusillus - Third Bridge, Xakanaxa















Y yo me iba acercando más y más.... ¡aquí estaba lo más cerca posible! Aquí, a unos 3 metros, se debió hartar del moñas persecutorio con la cámara y echó a volar...


 Yo ni sabía que iba a despegar, pero disparé una foto... se abrió el obturador y cuando se cerró otra vez, el abejaruco ya no estaba. Yo esperaba que hubiera quedado la rama ya vacía, pero al cabo de un rato miré las fotos a ver qué tal había quedado la sesión del abejaruco y...

Merops pusillus - Third Bridge, Xakanaxa

¡¡Casi me da un pasmo!! Sin pretenderlo, había pillado justo el momento del despegue: por fortuna, quedó a foco la cara y las alas tenían ese barrido tan curioso... desde luego era mi día de suerte. ¡Una de mis fotos favoritas sin duda!

Nunca sabes qué te vas a encontrar cuando sales a la naturaleza... ¡y menos aún en un sitio como Botswana! La verdad es que, de una manera u otra, ¡estaba pillando a todos los abejarucos de chiripa! Era una alegría tremenda para mí, pero había una especie de abejaruco que se resistía... uno al que le tenía más ganas que ninguno y que era todo un mito para mí... ¡más en la próxima entrada!

21 febrero 2014

¡Abejarucos africanos! El abejaruco de frente blanca

En esta segunda parte de los monográficos abejaruquiles voy a poner algunas fotos de otro de los que pudimos ver (aunque se resistió muchísimo): el abejaruco de frente blanca.

Chobe Riverfront, Serondela
 Este es el hábitat donde esperábamos ver al abejaruco, las llanuras del río Chobe, donde hay algunas colonias y es relativamente fácil de ver... ¡no vimos ni uno!


Zambezi River, Zimbabwe
 Cuando salimos de Botswana para entrar en Zimbabwe, ya los daba por perdidos... y sin embargo fue aquí, en las orillas del río Zambezi, donde pude disfrutar por primera vez en mi vida de este increíble animal


Zambezi River, Zimbabwe - Merops bullockoides colony
Esta es la orilla del Zambezi (el guía nos dijo que era la zona de la isla de Kalunda) donde estaba asentada una colonia de unas cuantas parejas de abejaruco de frente blanca: ¡cuando pasamos por delante y los vi posados en los arbustos, no me lo podía creer! Por fin los habíamos encontrado. La orilla opuesta ya es el país de Zambia


Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River
La primera visión que tuvimos del abejaruco de frente blanca (Merops bullockoides): ¡todo un shock! Esta preciosa ave es en realidad mucho más de lo que aparenta: una de las más estudiadas y sorprendentes: tienen uno de los sistemas sociales más complejos de todas las aves


Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River




Anidan en colonias (que suelen cambiar frecuentemente)  de un promedio de más de 100 parejas, y se ha comprobado que reconocen a su pareja, familiares, amigos... los grupos de familias son de hasta 17, y puede llegar a haber individuos de 4 generaciones distintas... pero lo más llamativo es que el 60% de las parejas tienen ayudantes





Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River





La cría colonial con ayudantes no es rara en las aves, pero lo que verdaderamente caracteriza a los abejarucos de frente blanca es el porqué hay ayudantes: en otras aves suelen ser pollos que todavía no pueden tener su propia familia y ayudan a padres, tíos... ¡Sin embargo, muchos ayudantes de frente blanca son adultos! Ellos mismos podrían tener pollos, pero deciden sacrificarse para ayudar a sus familiares
Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River











Gracias a ayudar de forma altruista a su familia, consiguen aumentar el éxito reproductivo y por lo tanto, perpetuar sus genes, que es en realidad el fin de la reproducción. 
Y los abejarucos de frente blanca no son los primeros en convertirse en un referente de inteligencia en aves: el abejaruco esmeralda (Merops orientallis) es el único animal aparte de los grandes simios que ha demostrado ser capaz de extrapolar lo que ven otros: si ve un depredador, puede pensar qué es lo que está viendo el depredador: ¡la base de la empatía! Desde luego los abejarucos son mucho más de lo que creemos



Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River
Nuestro racismo zoológico nos hace discriminar a los "animales menores" como las aves, al pensar que no tienen la complejidad de los humanos: pues bien, ¡ya podríamos aprender de los abejarucos! Estoy seguro de que estas aves tienen unos profundos sentimientos de amistad, empatía y cariño mucho más desarrollados de lo que se cree



Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River






Además ayudan a mantener la biodiversidad excavando sus túneles. Al remover la tierra para cavar las galerías, permiten que florezcan una gran cantidad de organismos







Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River
Pueden llegar a vivir hasta 7 años, y (por desgracia) son a veces capturados para mantenerlos en cautividad... estoy seguro de que se disfruta mucho más viéndolos libres en su medio que atrapados en una jaula: esperemos que la gente se de cuenta de lo cruel que es. Además, debe ser complicado alimentarles: ¡estando salvajes, hacen 300 sesiones de caza al día!



Merops bullockoides - Kalunda Island area
Y desde luego que son eficaces: aquí puedes ver todas las capturas que hicieron en los 10 minutos que estuvimos viéndolos: ¡tenían de todo!


Merops bullockoides - Kalunda Island area





En un momento vi que uno se dejaba caer hacia el río... ¡y para mi sorpresa, se daba una pequeña zambullida! Salía y volvía a repetir la maniobra: no tenía ni idea de por qué sería... Mirando información he descubierto que la forma que tienen de bañarse y limpiarse las plumas







Todas estas fotos eran algo lejillos y con mala luz: era genial para ser la primera vez que los veía, pero les faltaba algo... y entonces uno se posó en el posadero perfecto, con la luz perfecta y un bonito fondo suave: ¡qué más podía querer! 


Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River











¡Era increíble! Ahora sí que podía disfrutar de todo su colorido y su belleza como abejaruco que es... ¡en mi opinión, a la foto no le falta de nada! Como fan de los abejarucos, esto es un privilegio como ningún otro. ¡Arghh, es que son preciosos!













Merops bullockoides - Kalunda Island area, Zambezi River












Y ahí se quedó nuestra colonia de abejarucos de frente blanca... ¡sólo habían sido 10 minutillos, pero seguro que tardaré mucho en olvidarlos!












Esto es todo por ahora... entre el de cola de golondrina y éste yo estaba que no me lo creía, pero todavía nos quedaban muchas más alegrías abejaruquiles... Más en el próximo post

13 febrero 2014

¡¡¡Abejarucos africanos!!! El abejaruco golondrina

Seguro que habrás notado que en todas las entradas sobre Botswana que he puesto faltaba un pajarillo, el más bonito y elegante de todos: ¡el abejaruco! Sí, en Botswana también hay abejarucos, y además muchos.
De hecho, es uno de los mejores lugares del mundo para observar a estos animales que tantísimo me gustan...
Eran bastante comunes y lo mejor es que estaban muy muy confiados (nada que ver con los de España), así que cada día teníamos algún genial avistamiento. Una de las especies más curiosas que tuvimos el privilegio de observar fue el abejaruco de cola de golondrina:

Merops hirundinus - South Gate, Moremi GR













El abejaruco de cola de golondrina (Merops hirundineus) vive por todo el centro y sur de África, aunque hay poblaciones muy aisladas, y tiene su mayor densidad en el norte de Sudáfrica. Es un poquito más pequeño que nuestro abejaurco y tiene una llamada mucho más suave y discreta. ¡Eso sí, bien puede competir con el europeo en colorido!











Merops hirundineus - South Gate, Moremi GR
Siguiendo con la vista a un potencial desayuno: ¡los abejarucos pueden llegar a comerse hasta 250 abejas al día! Aunque por suerte en estas zonas hay recursos como para mantener esas y muchas más abejas



Entorno de South Gate (Maqwee) - Moremi GR

Éste es el paisaje abejaruquil por definición, bosques de mopane con árboles muy dispersos, donde pueden encontrar bichitos y posaderos duros para aturdirlos y comérselos. Esto puede ser un problema si tienes que encontrar un talud de tierra suave en la cual excavar el nido... y justamente es en esa época, en septiembre , cuando suelen poner los huevos (aunque se puede extender hasta 6 meses la temporada). Los de cola de golondrina excavan unos túneles en la tierra especialmente largos comparados con otros.


Merops hirundinus - Xakanaxa Lagoon, Moremi GR
En la Wikipedia pone literalmente que es un ave que se deja acercar fácilmente: la verdad es que son confiados: ¡pero siempre tenían que posarse en el punto más lejano! A éste por suerte le apeteció posarse algo más cerca

Merops hirundinus - Xakanaxa Lagoon, Moremi GR
Es curioso como usan su cola de golondrina para al maniobrar en el despegue: puedes ver cómo la abre al máximo cuando está a punto de lanzarse. Los despegues de estos animales son verdaderamente explosivos: ¡de la primera imagen a la última pasaron 0,2 segundos (cronometrados fotograma a fotograma con el Movie Maker, jejeje)! No habrá abeja que se les escape





Esos avistamientos eran en Xakanaxa, Moremi... pero de repente, cuando salíamos de Khwai para ir en dirección a Savuti, apareció una familia que estaba muchísimo más cerca: ¡aquí sí que disfrutamos!

Merops hirundineus - Khwai River Outskirts
Ésta es la subespecie hirundineus, aunque hay hasta 4: una de ellas, la heuglini no fue nombrada hasta el siglo pasado
Merops hirundineus - Khwai River Outskirts
Son unos magníficos cazadores: se posan en una rama, fijan la vista en un insecto volante: ¡y allá que van! Verlos despegar es toda una gozada, exhibiendo los preciosos colores de su tripa y alas


Merops hirundineus - Khwai River Outskirts





Al igual que todos los abejarucos, los de cola de golondrina expulsan egagrópilas, pequeñas bolas de comida que no han podido digerir, y gracias a ellas podemos saber cuales son sus alimentos preferidos: éstos tienen especial gusto por las abejas de la miel (Apis): ¡el 73% de todas sus capturas!






Merops hirundineus - Khwai River Outskirts







Aunque no se limitan a las abejas: aparte de los himenópteros (que suponen el 91%), les encantan los coleópteros (escarabajos), dípteros (moscas), lepidópteros (mariposas), ortópteros (saltamontes) y hasta odonatos (libélulas)... para ellos, estos bosques africanos de mopane son todo un restaurante





Merops hirundineus - Khwai River Outskirts







El nombre de abejaruco de cola de golondrina está desde luego bien puesto: en esta foto se aprecia perfectamente su cola ahorquillada, única entre los abejarucos de todo el mundo. En todos los idiomas es esa característica la que le da nombre: Merops hirundineus en latín ("Hirundo "es golondrina), Swallow-tailed bee eater en inglés (traducción literal del español), gûepier à queue d´hirondelle en francés, etc. ¡No pasa desapercibida su cola!  


Merops hirundineus - Khwai River Outskirts
En los meses de más frío, los abejarucos de cola de golondrina se posan todos en una misma rama para pasar la noche calientes, transmitiéndose el calor y actuando como mantas colectivas: ¡es una imagen de lo más curiosa ver a 10 posados como un racimo!

Merops hirundineus - Khwai River Outskirts
Son extremadamente hábiles en vuelo: en esta secuencia puedes ver cómo el abejaruco ve un bichito que pasa por encima de él, echa a volar y según asciende va siguiendo con la mirada a la presa, para después quedarse suspendido en el aire unos segundos: ¡esta vez se le escapó!

Merops hirundineus - Khwai River Outskirts






Y de repente, uno se posó en una rama justo al lado del coche... ¡casi me da un infarto! Ahora sí que se le veían perfectamente los colores turquesas de la cola, el verde de las alas, la cola de golondrina... y todo con una luz preciosa del amanecer. Como amante de los abejarucos, siempre había sido un sueño para mí ver este animal: ¡y verlo así ya no digamos!












Merops hirundineus - Khwai River Outskirts














Y con esta foto que tanta ilusión me hizo termino esta monográfica sobre el abejaruco de cola de golondrina... toda una joya muy desconocida de estos bosques africanos













... Y tanto que desconocida: apenas hay información disponible sobre este animal, en contraste con otros (por ejemplo el abejaruco europeo) de los que se sabe mucho más. Ojalá en un futuro podamos aprender más sobre estos abejarucos, ¡porque estoy convencido de que guardan un montón de secretos y cualidades interesantes por descubrir!

El de cola de golondrina fue el abejaruco más tímido y que menos pudimos ver: las otras especies fueron ya un espectáculo: ¡en el próximo post otro abejaruco!

07 febrero 2014

Zimbabwe: ¡No solo en Botswana hay aves!

Nada es para siempre siempre, y ya había llegado el final de nuestra aventura en Botswana... ¡Qué lástima sentíamos todos! Después de hacer un magnífico game-drive de mañana en el Chobe, salimos del Parque para dirigirnos a Kasane y cruzar la frontera... ¡para entrar en Zimbabwe! 
Adiós a las pistas de tierra y hola de nuevo al asfalto: aquí ves a un rebaño de antílopes damaliscos nada más salir del Parque, cruzando la carretera como si tal cosa
 Entre lágrimas nos despedimos de parte del grupo que se quedaba en Botswana para volver a Maun, nosotros entramos en Zimbabwe y fuimos a la ciudad de Victoria Falls, donde pasaríamos la última noche de nuestro viaje... ¡y desde el balcón del hotel, esta joya!
Otro cálao nuevo, el cálao coronado (Tockus alboterminatus) , uno que ni sabía que existía hasta mirarlo en la guía... se parece mucho al cálao de Bradfield, que es muy tímido y discreto... éste, por el contrario, estaba tan contento en un arbolito del jardín: ¡vaya sesión de fotos le hice en un momento!
 Echó a volar y pensé que lo había perdido... pero lo que hizo fue bajar al suelo a comerse esta especie de frutos que encontraba
Desde aquí apenas me veía por el ángulo, así que el pobre cada vez que oía un disparo de la cámara miraba a todos lados buscando ese extraño sonido: gracias a esa postura que puso puedes ver el encaje de su pico que parece una sierra
 A la mañana siguiente, nuestra última mañana en África, fuimos a acabar por todo lo alto el safari: las Cataratas Victoria. Ya estábamos allí al amanecer, y me impresionó mucho el exuberante bosque tropical que se forma gracias a la humedad de las cataratas
 Pero como era la estación seca, la parte más externa del bosque se había secado: ¡así que el fondo le iba perfecto a este bengalí de Jameson (Lagonosticta rhodopareia)!
 Estaba lleno de pajarillos: ¡este apalis de pecho amarillo (Apalis flavida) no paraba quieto un segundo!
Pero seguramente el más extraño es el barbet acollarado (Lybius torquatus). Resulta que los barbets están muy relacionados (y a veces se incluyen en la familia) con Ramphastidae: ¡es decir, los tucanes!
Pero si el bosque era impresionante, esto era sin palabras, de verdad. Jamás había sentido nada parecido a acercarse al cañón de las Cataratas Victoria. Apenas había amanecido, y por eso no se veía casi nada. Según llegábamos, decidí cerrar los ojos, acercarme y abrirlos una vez delante...
 Ya te lo puedes imaginar... indescriptible. El ruido, la altura, la humedad: meses después lo pienso y me sigo sobrecogiendo
¡Y esto es la estación seca! Verlo en la época de lluvias debe ser algo ya de otro mundo... ¡Desde luego, es una de las 7 maravillas del mundo por algo!
Y las cataratas no solo tenían agua: también había una diversidad de aves al nivel de su geología: los cálaos trompeteros (Ceratogymna bucinator) volaban por la garganta de la cascada bajo la "lluvia" del río
Y quiero acabar esta serie de entradas sobre Botswana y Zimbabwe con un avistamiento inolvidable que tuvimos en un mirador de las Devil´s Catarct (la Catarata del Diablo), a la izquierda de la imagen
¡¡Un turaco de Schalow (Tauraco schalowi)!! Al principio estaba oculto entre las hojas y no se le veía bien, pero desde luego el shock fue tremendo. Siempre había visto los turacos en las guías de aves, y pensaba: "quién viera uno...".
¡El blanco del fondo no es otra cosa que la catarata! 
Y entonces saltó y se posó en una ventanita natural del árbol, con la luz del amanecer perfilándolo y la cascada al fondo. ¡No daba crédito! 
Vaya sensación poder despedir así estos inolvidables 10 días... no me canso de hacer zoom para ver cada detalle de esta esquiva y tímida ave forestal
¡Y tan pronto como había llegado, dio un saltito y se perdió en el bosque!
No lo volví a ver...

¡Y colorín colorado, este safari se ha acabado! Ese mismo día cogimos el avión que nos llevaría de vuelta a Madrid... irse fue verdaderamente doloroso: aunque cuando vas a África, te gusta tanto que ya empiezas a planear tu siguiente viaje, jejeje. Ojalá algún año pueda repetir esta experiencia que todo el mundo debería vivir alguna vez en la vida. 
Pero si te has fijado, notarás que en todas estas entradas de Botswana falta algo... ¡he dejado lo mejor para el final! 
Más en el siguiente post...