30 enero 2014

Entre martines pescadores y picotijeras...

En la entrada anterior puse ya algunas fotos de los animalillos que encontramos en nuestro crucero por el río Chobe, Botswana. En esta 2ª parte, dejo algunas imágenes de dos de las "estrellas" de esa tarde:

En primer lugar, los habitantes por definición de los ríos: ¡¡los martines pescadores!!

Y en el Chobe, no hacen falta hides ni nada para freír a fotos a estos bichos: ¡Te dejan acercarse hasta a tres metros!
Y qué mejor ejemplo que este martín pescador pío (Ceryle rudis) que se posó a dos metros de la cámara. El pío es el martín más abundante del Chobe, ¡y cada vez que lo ves lo disfrutas como si fuera la primera!
De hecho. eran tan abundantes que los pudimos ver en todo tipo de posaderos: en rocas, en ramas, en el suelo... Curiosamente, la inmensa mayoría de martines píos que vimos eran hembras: solo vimos dos machos, uno de ellos éste... Para identificarlos fíjate en las bandas del cuello: la hembra solo tiene un collar y el macho dos
 En realidad son bastante distintos a nuestro martín pescador: mucho más confiados, muy tranquilos (el europeo parece hiperactivo yendo de un lado a otro) y sobre todo, mucho más grandes: alcanzan los 27 cm (el europeo ronda los 17)
Pero el pío es minúsculo en comparación con este monstruo: el martín gigante africano (Megaceryle maxima maxima), más grande que una urraca que puede medir medio metro
Esta hembra fue la primera que vimos: para los martinmaníacos como yo, ver semejante gigante es todo un privilegio. No contaba ni mucho menos con verlo: ¡casi me da un ataque al corazón, vaya alegría!
 Y de repente, ya de atardecida, vi a lo lejos una minúscula mancha azul brillante... No me lo podía creer, era el martín que llevaba todo el safari esquivándonos y uno de los más especiales: ¡el martín pescador malaquita (Alcedo cristata)!
Estábamos acercando la barca para poder verlo bien cuando echó a volar sobre el agua como un minúsculo torpedo azul  ("¡Qué lástima! ¡Ya lo hemos perdido!", pensé)
 Pero cuando nos acercamos a donde había ido... Allí seguía: menuda suerte tuvimos, tenerlo a esta distancia fue mucho más de lo que habría esperado. Aquí pude ver que era un ejemplar joven, debido al color negro del pico, rojo en los adultos. El malaquita es diminuto, mucho más pequeño que el europeo, y además puede levantar una impresionante cresta: ¡aunque a éste no le hizo falta desplegarla para que le hiciera un montón de fotos!
Y cuando ya nos acercamos demasiado, echó a volar por el río en busca de su pescado para la cena

Los martines habían sido de lo más impresionantes, pero todavía quedaba una última sorpresa pajaril, un ave en peligro de extinción que bien podría haber servido a Darwin para ilustrar la adaptación animal:


Se trata de esta extraña figura que planea sobre el agua en busca de algún pez... 
... ¡y que cuando se deja ver resulta ser un animal de lo más extraño!
 ¡Es el picotijera africano (Rynchops flavirostris)!
 Sí, el animal es así. El picotijera tiene la mandíbula muchísimo más larga de lo normal y está aplanada como las hojas de una tijera (de ahí el nombre). Este peculiar pico, sumado a sus larguísimas alas e increíbles colores lo hacen de las aves más impresionantes del Chobe
 Y su extraño pico no es por casualidad: le sirve para pescar. Para eso, vuela justo sobre el nivel del agua y mete la mandíbula bajo el agua. Sigue volando mientras peina la superficie, hasta que de repente se cruza con un pez -¡Zas!- La mandíbula se cierra como un cepo y el picotijera se eleva con su pez bien sujeto: todo un prodigio de la evolución
Sin embargo, estás aves están amenazadas debido a la contaminación, invasión y destrucción del hábitat que provocamos (Vaya plaga que somos). Aunque por suerte se están empezando a tomar medidas: por ejemplo, hace unos años se movió la ubicación de una competición de pesca en el Okavango para evitar hacerles daño... En el reecuadre puedes ver sus ojos supersaltones, supongo que serán así debido a que son potenciales presas y pasan mucho tiempo en el suelo, aunque eso no les protege de la verdadera amenaza que es el humano
 Estuvimos un buen rato con los skimmers (como los llaman allí), y aquello era un sinfín de oportunidades fotográficas. Su vuelo es lo suficientemente lento como para poderlos pillar en el aire: ¡ésta, con la luz del atardecer y las alas en la máxima apertura, es una de mis favoritas del viaje!
También posados daban lugar a imágenes curiosas, sobre todo con ese otro gran animal al fondo, jejeje
 Y para acabar este post sobre picotijeras y martines, qué mejor que una foto de dos picotijeras y dos martines píos en las rocas

Y así acababa nuestra estancia en el Chobe... y en este espectacular país que es Botswana: han sido 10 días de aventuras en la naturaleza de jamás olvidaré... Una experiencia que todo el mundo debería vivir y que yo ojalá pueda repetir... Aunque todavía no había acabado nuestro safari: nos quedaba una noche en las Cataratas Victorias, en Zimbabwe: ¡y allí también hay aves!
Más en el próximo post

¡NOTA! Más de un año después de publicar este post, me veo obligado a hacer una importante "fe de erratas": resulta que el martín malaquita no es tal, ¡sino que se trata nada menos que del martín cobalto! Ésto viene a demostrar la verdadera virtud de las aves de Botswana: hay tantas y tan diversas que ni siquiera sabes a ciencia cierta qué estás viendo... y resulta que el martín cobalto es toda una rareza, que incluso los guías locales apenas han visto en el Chobe: ¡y yo pensando que era el malaquita! Podéis ver fotos del malaquita de verdad en la entrada del 2014... ¡asumiendo que no me haya vuelto a equivocar!

24 enero 2014

Un paseo en barca por el paraís... digoo, el río Chobe

Esta sea posiblemente la entrada que más ilusión me hace hasta la fecha: hacer un viaje en barca por los bancos del río Chobe, en el norte de Botswana, rodeado completamente de aves increíbles y tremendamente confiadas es una experiencia que jamás olvidaré. Para esa tarde en el Chobe teníamos contratada una barquita en la que iríamos  a dar una vuelta a la isla de Sedudu "a ver qué se veía". Brutal:

Éste es el recorrido que hicimos: salimos del Chobe Marina Lodge (que es donde está el embarcadero) y entramos en el parque natural desde el norte, donde pone "Chobe Boat Gate". Seguimos bajando hasta el sur, hasta dar la vuelta donde se acaba la isla de Sedudu y volvimos a subir por la frontera con Namibia: ¡apenas tres horas, pero vaya tres horas!
Una de las pocas barcas con las que nos cruzamos en el recorrido: por suerte en la nuestra íbamos bastante menos apretados, pero seguro que disfrutaron de lo lindo (con ese sitio...)
El espectacular paisaje de las orillas del Chobe... visitar África es una experiencia fantástica que todo el mundo debería vivir al menos una vez en la vida (¡aunque cuando vas, no puedes esperar a volver!)
¡A veces parecía que estábamos navegando por un mar!
Nada más empezar se nos puso a tiro la primera maravilla: un anhinga africano (Anhinga rufa) descansaba en la orilla
Este extraño animal pesca ensartando a los peces con su larguísimo pico, de ahí su nombre en inglés, "darter", ya que parece lanzarse como un dardo. Aunque más comúnmente se le conoce como "Snakebird" o "ave serpiente", ya que nada manteniendo solo la cabeza y el cuello fuera: ¡parece una serpiente en el agua!
La de fotos que le hicimos... estaría a unos 3 metros y ni se inmutó cuando paramos
 Y al poco encontramos esta garza tranquilamente descansando en la orilla
 ¡Que resultó ser un joven de martinete (Nycticorax nycticorax)! Desde luego las condiciones eran ideales: luz, distancia, fondo: qué contento estaba
Y lo mejor de todo es que además había un precioso adulto: casi nunca había visto martinetes aquí en España, y menos a esa distancia. Fue toda una alegría para mí poder disfrutarlo a tan cerca
El andarríos chico (Actitis hypoleucos) también está presente en el Chobe: al igual que el martinete, mucho más confiado que los de España
En el mismo árbol del martinete estaba este cormorán de carrizal (Microcarbo africanus)... Fíjate en sus curiosas patas palmeadas: visto cómo tenía de guano el posdaero, debería ser un buen punto para pescar
La abundancia de aves era bestial: no hubo ni un segundo (literalmente) en el que no estuviéramos viendo alguna en algún lado
¡Y muchas de esas aves eran totalmente desconocidas para mí! No sabía que existiera la avefría palustre (Vanellus crassirostris) hasta que vimos ésta
Otras como las jacanas (Actophilornis africanus) ya eran viejas conocidas. Fíjate en los desproporcionados dedos de las patas para caminar sobre el agua
 Los anhingas seguían posándose a los lados del río para secar sus plumas. Como son tan buceadores, las plumas no tienen el aceite que las hace impermeables, presente en la mayoría de aves. A cambio consiguen menor flotabilidad y por eso más agilidad... ¡pero tienen que pasar un buen rato hasta que se secan!
¡Éste ya se había secado y estaba listo para volar!
 Los hipopótamos eran como comederos portátiles... Cada uno llevaba toda una comitiva de pajarillos: éstos que se dan un festín son los picabueyes piquirrojos (Buphagus erythrorynchus)

Aquí ves todo la bandada de pajarillos: de izquierda a derecha: picabueyes, jacana adulta, pollo de jacana y avefría armada: ¡todo en un encuadre!
 En uno los tronquitos secos semisumergidos del río nos esperaba ésta preciosidad
 La lavandera africana (Motacilla aguimp) correteaba arriba y abajo en busca de insectos: ¡no es que esté cantando, es que hacía tanto calor que estaba todo el rato jadeando!
 Ya iba cayendo la tarde, y la luz dorada iluminaba a esta pareja de gansos del Nilo (Alopochen aegyptiacus). Con el plumaje despeluchado del de la izquierda y las onditas del río, la escena era de lo más bonita

Curiosamente, a esa hora empezamos a ver la mayor cantidad de garzas y cigüeñas... esta garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) posaba de lujo para la foto: tristemente, en España esta especie está muy amenazada

Esta otra garceta es la negra (Egretta ardesiaca), la que abre las alas en forma de paraguas para pescar y que tiene la cresta tan alucinante. ¡Lástima que no quisiera enseñarnos ninguna de esas cualidades!
 Los tántalos africanos (Mycteria ibis) también salían a dar una vuelta por Sedudu a esa hora de la tarde: la luz era la mejor, con ese tono anaranjado tan típico de Botswana (debido entre otras cosas al polvo en suspensión del Kalahari)
 Aunque para garza, ésta, la goliat (Ardea goliath). La goliat es la garza más grande del mundo, llegando a medir 1,4 metros. ¡Desde luego verla impresionaba un montón!
 Y para terminar, unas de mis fotos favoritas del paseo en barca: un pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer) en busca de su pez de la cena. ¡Menudas garras!
Estaba en la orilla del río, y según nos acercamos se subió a este tronquito... En el reencuadre puedes ver esas uñas que quitan el hipo y que tantos peces habrán pescado
El conductor de la barca nos preguntó si quería que nos acercásemos para verla más de cerca... Vaya preguntas, jejeje. ¿Cómo no? Estuvimos un rato a unos 5 metros del pigargo mientras descansaba en la ramita. ¡Tener a semejante belleza a tan poca distancia y actuando naturalmente es algo que nunca olvidaré!
 Y así, con "la voz de África" (como algunos lo llaman) en la orilla del Chobe a la puesta del sol, acababa nuestro espectacular crucero por el río

Pero esto no es ni mucho menos todo lo que vimos en esas tres horitas... me he reservado dos grandes estrellas pajariles para la siguiente entrada, jejeje... ¡Continuará!

16 enero 2014

Chobe River Front: ¡más aves todavía!

Ya en la entrada anterior puse unas cuantas fotos de los pajarillos que pudimos ver en la zona de Serondela (en la reserva del río Chobe), un sitio inolvidable y uno de los mejores lugares del mundo para ver animales en libertad. Por suerte, aquí pudimos pasar dos noches que dieron un montón de sí: aquí van algunas fotos que lo demuestran:

Un cálao de pico rojo (Tockus erythrorynchus) en un árbol del campamento de Chobe con el sol naciente detrás: ¡empieza un nuevo día de aventuras!
Aquí ves a unos todoterrenos disfrutando de lo lindo en las orillas del Chobe, cada dos minutos o así parábamos para ver algo nuevo: ¡era genial!
Justamente en esa orilla pude fotografiar por fin al ave-martillo (Scopus umbretta umbretta), un ave de lo más extraño... Estas zancudas construyen unos nidos gigantescos, de hasta 2m de diámetro, ¡que pueden tener hasta 10.000 palitos! Los construyen todo el año, incluso fuera de la época de cría. Además, tienen un túnel de entrada que lleva a una cámara en la que caben los dos adultos más los pollos
Y son tan extraños que han dado lugar a todo tipo de mitos: suelen ser consideradas como signo de mala suerte, y para algunos poblados, que un ave martillo cante en tu campamento significa que alguien acaba de morir. Otros creen que es el "Ave del Rayo", y que si alguien muere por un rayo es que intentó robar un nido de ave martillo... lo bueno de todas estas creencias es que han dado protección al propio ave : ¡como para arriesgarse a robar un nido!
Pariente del ave martillo es el marabú (Leptoptilos crumeniferus), todo un carroñero y cazador de lo más versátil
A veces se conoce a esta cigüeña como "el Ave Enterrador", por la apariencia que tiene... Mucha gente piensa que es un ave fea, por su cara sin plumas y la bolsa del pico. ¡Sin embargo, a mí me parece un animal muy curioso y -¿por qué no?- bonito a su manera!
Pero por suerte, los cazadores no comparten mi opinión y lo consideran tan feo que no les vale la pena matarlo: ¡menos mal! Gracias a eso y a su adaptabilidad, su número está aumentando
Al igual que el ave martillo, la lavandera africana (Motacilla aguimp) tampoco se aleja mucho del agua... ésta estaba correteando por la playa, así que me tumbé en el suelo cuando hicimos una parada: ¡cuánto dan de sí esas paradas!
Uno pensaría que este martín pescador también estaría cerca del río: ¡nada más lejos de la verdad! Lo encontramos a kilómetros del agua: es un martín pescador de cabeza marrón (Halcyon albiventris), un ave de bosque que se alimenta de insectos, reptiles, etc. Eso sí, no es una excepción a los demás martines en cuanto a belleza se refiere, jejeje
 Otra preciosidad de los bosques es el barbet crestado (Trachyphonus vaillantii), un curioso ave que vimos un mediodía en la parada de comer: fíjate qué colores y que forma tan alucinante tiene
 Y vaya carácter: si un depredador invade su territorio, no dudan en pasar a la ofensiva: se les ha visto atacando ratas o matando serpientes
Más pacífico es el zorzal de Kurrichane (Turdus libonyanus). ¡Este pollito me dejó acercarme muchísimo!
Aunque para zorzal precioso, el petirrojo de ceja blanca (Cossypha heuglini), un pariente de los petirrojos que tiene unos colores espectaculares
¡Eso sí, hasta que conseguimos pillarlo! Qué escurridizo era...
Y justo encima del petirrojo estaba este enorme buitre de espalda blanca (Gyps africanus), mirando atentamente... ¡nunca había tenido un buitre tan cerca! Vaya impresión...
 Otra rapaz que veíamos cada poco es la preciosa águila rapaz (Aquila rapax). Eso sí, de vez en cuando, alguna se colocaba en cada posadero más fotogénico... Ésta, con la luz del atardecer y en ese tronquito tan bonito parecía saber justo lo que yo quería 
 Sin embargo, el momento águila fue sin duda éste: llevábamos un minutos sin ver nada, y de repente... un águila marcial (Polemaetus bellicosus), la más grande de África, en el suelo... ¿Estará descansando? ¿Estará herida?
Yo ya me temía lo peor, porque no suelen posarse en el suelo... "Ésta está mal de un ala", pensaba. Y de repente, se incorpora, abre las alas y...
 ...¡¡echa a volar con una presa entre las garras: una mangosta!! Resulta que lo que había hecho era bajar al suelo para abatir a la mangosta: ¡pero vaya susto me dio! Desde luego que acertaron al ponerle el nombre bellicosus a este precioso cazador
Y ya para acabar la entrada, pongo estas fotos algo más alegres de un pájaro que me hizo una ilusión tremenda 
 ¡El grey go-away bird (Corythaixoides concolor)! Este turaco pariente de nuestros cucos mide hasta medio metro de longitud (bastante más que un cuco) y es bastante común en el Chobe. Sin embargo, solo una vez los vimos así de cerca: una imagen de mis favoritas, con el precioso turaco y la preciosa florecita (¡todo en África es precioso!)
 Y lo mejor es que algunos empezaron a asearse las plumas, pasando el pico por la cola, alas, etc. Ya puedes imaginar la cantidad de fotos que hice...
 Lo más curioso es el canto que tienen: parecen decir GO-AWAY! ("vete de aquí" en inglés). De ahí viene el nombre de go-away bird, y como este grupo era de unos 10 y cantaban todos, no dejábamos de escuchar "vete! vete! vete!"

Y así hicimos, pero porque esa tarde teníamos una cita que atender: nos tocaba montarnos en una barca para navegar el río Chobe en busca de animales:  En el próximo post las fotos de esa aventura: como puedes sospechar, no se dio precisamente mal...