16 marzo 2014

Búhos, zampullines y pájaros moscones en el Sureste de Madrid

Desde la vuelta de Botswana he podido disfrutar uno de los mejores inviernos ornitológicos de mi vida, y sin duda uno de los sitios que más feliz me ha hecho es el Parque del Sureste, en Madrid. Este ecosistema de lagunas y cortados tan poco conocido alberga una tremenda cantidad de vida: ¡en ningún otro lugar he visto búhos, pájaros moscones, zampullines... tan cerca como aquí!

Hace ya unos cuantos meses, fuimos a estas lagunas en busca del pájaro moscón, pero ni rastro... sin embargo, hace unas semanas estaba con mi buen amigo Roberto dando una vuelta por ahí, y de repente:

 ¡El canto del pájaro moscón (Remiz pendulinus)! Sabíamos que andaban por allí, pero están tan camuflados entre el carrizo que apenas se les ve: solo un antifaz negro entre las eneas
 Entonces los empezamos a ver mejor: resulta que estaban cogiendo la pelusilla de las eneas. No me lo podía creer, por fin estaba viendo mis primeros pájaros moscones
 Uno de ellos estaba cantando a todo volumen, y poco a poco se iba acercando
 Hasta que de repente echó a volar... ¡hacia nosotros!
¡Bum! Pájaro moscón justo delante, sin ramas de por medio, cerquita, posando sin que las eneas le tapen... todo lo que podría haber querido, pero... ¡hay que ver lo que cuesta contener los nervios! Por suerte disparé una ráfaga y al menos una salió bien. En 5 minutos había pasado de no haber visto nunca uno, a tener esta foto: vaya alegría

En una pequeña lagunita muy poco profunda de las muchísimas que hay en el Parque, encontramos unos zampullines cuellinegros muy muy cerca: estábamos en racha

 Los zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis) todavía estaban en plumaje de invierno, con tonos grises y blancos... ¡aunque su ojo está tan rojo como siempre!

Estaban tan cerca los zampullines que hace un par de semanas, decidimos volver a probar suerte a la misma lagunita:

 ¡Allí seguían! Pero lo mejor es que en esas semanas habían mudado el plumaje y ya estaban en primaveral 

No les importó lo más mínimo nuestra presencia: sacamos las cámaras a todo correr y nos pusimos a hacer fotos, pero ellos seguían a lo suyo
 De hecho, uno de ellos hasta se acercaba hacia donde estábamos: ¡qué de fotos le hicimos! 
 Estuvimos unos 10 minutos con ellos y fue increíble: éste parecía que se quería salir del agua y venirse con nosotros de lo mucho que se acercaba
Como puedes ver en esta foto en la que están los dos, uno había mudado ya mientras que el otro (el hiper-confiado) todavía estaba cambiando la pluma
Y entre tanto zampullín, oigo que me dice Roberto: "¡El somormujo, el somormujo!". Así era, acababa de entrar el espectacular somormujo lavanco (Podiceps cristatus). Nunca había tenido uno tan cerca, y fue toda una impresión: sus colores rojizos quedaban genial con el reflejo ocre del agua por el carrizal
Los dos nos quedamos sorprendidos de lo grande que parecía comparado con los zampullines
Otro habitante de estas lagunitas que tenemos muchas ganas de pillar mejor es el increíble calamón común (Porphyrio porphyrio). El problema es que siempre están escondidos entre las cañas: aunque como bien sabe este, ¡para encontrar un rico carrizo hace falta nadar!
Y una vez llega a su destino, la comida está lista: aquí le ves merendándose una verde raíz con esos tremendos dedos

Vista la abundancia de aves que hay por allí, habrá que volver más veces...
Pero lo que de verdad fue un sueño hecho realidad fue encontrar al mayor depredador del Parque del Sureste. Habíamos ido un amanecer a unos cortados donde sabíamos que había búhos con mi gran amigo Rafa, y acabábamos de empezar la excursión cuando él me dijo: "mira qué repisa tan buena para que se posara un búho". Yo pensé "Jeje, y tanto, ¡sólo le falta el búho!" Entonces miramos con los prismáticos y dijimos a la vez: "¡¡UN BÚHO!!
 Así era: casi me muero del susto, me quité rápidamente la mochila para sacar la cámara antes de que se espantara: pero ni mucho menos, ¡el bicho estaba tan tranquilo! Era increíble ver a este animal tan cerquita: mucho más de lo que podría haber esperado
Y el búho real (Bubo bubo) seguía descansando en su roca, preguntándose qué les pasaría a los pelmas que estaban debajo con la cámara 
 Y de repente, miro con los prismáticos y veo que se inclina hacia delante y se deja caer. Abre las alas y empieza a volar hacia nosotros: una imagen que, aún a día de hoy, tengo grabada en la mente. Le hice unas fotos casi sin mirar: ¡estaba volando justo a nuestro lado! Al cabo de unos 20m detrás de nosotros se posó en otras rocas
¡Como para encontrarlo! Desde luego se camufla a la perfección, a ver si lo veis... 
Por suerte nos acercamos un poco y allí estaba, tan precioso como siempre

Y al cabo de unos minutos echó a volar otra vez en busca de un posadero más tranquilo: entonces, me puse a ver las fotos rápidamente a ver si había quedado algo del primer vuelo...
"¡Wow! ¡Anda, si lo he pillado y todo!" Yo estaba de lo más contento, tenía una foto de un búho real salvaje en pleno vuelo. Fue una lástima que estaba algo movida y borrosa, pero el búho lo compensaba con creces... sigo retrocediendo en la secuencia del vuelo y:
Ay dios... ¡no me lo podía creer! De pura casualidad, había congelado al búho, perfectamente enfocado y con el fondo de los cortados donde vive... una de las fotos que más me gusta de mi vida: ¡no cabía en mí de felicidad!

Hemos vuelto más veces al búho, pero nunca con la misma suerte: ¡habrá que seguir intentándolo! 
Y todo esto muy cerquita de Madrid: a veces no valoramos lo que más cerca tenemos

PD: Podéis ver en el blog de Roberto una entrada que hizo sobre el día de los zampullines, además de un sorpresón que se encontró él esa misma tarde, no tiene desperdicio: http://lincesyotrosanimales.blogspot.com.es/2014/03/una-gran-manana-y-una-tarde-extrana.html

6 comentarios:

  1. Enhorabuena!! Tremendas fotos! y qué decir del Buho real! Me tienes que llevar un día allí!
    Saludos
    Oscar Uceda

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    1. Me alegro de que te gusten, la verdad es que esos sitios son toda una gozada... y además tan cerquita de Madrid!
      Miguel

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  2. Que suerte tuvimos aquel día eh Miguel, por cierto guapísimas las fotos a ver cuando volvemos...

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    1. Y tanto que tuvimos suerte! Habrá que repetir cuanto antes...
      Miguel

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  3. Qué maravilla de observación!!! Con la de veces que he paseado por los mismos cantiles y nunca he tenido suerte... Seguro que más de una vez he tenido al Gran Duque mirándome y no he conseguido apreciarlo... Muy buenas tomas, especialmente las de los moscones ;)

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    1. Gracias, fue toda una suerte... el bicho es imponente pero se hace de rogar, hay que ver cómo se camufla! Nosotros ese día lo vimos, pero perfectamente podríamos habérnoslo pasado ¡y sin duda nos lo hemos pasado ya un montón de veces! Seguro que algún día tienes suerte, el bicho está ahí y es cuestión de intentos!
      Un saludo,
      Miguel

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