30 septiembre 2014

1 año después... ¡¡un comedero en Botswana!!

"¡Sí, estoy aquí de verdad!" eso fue lo que me tuve que decir a mí mismo cuando volví a visitar el comedero del hotel de Maun, Botswana. Era el día antes de comenzar el safari, pero para mí iba a ser uno de los grandes hitos de todo el viaje. Desde que estuvimos aquí el año pasado, llevaba todos esos meses imaginando cómo sería volver, dónde me pondría para hacer las mejores fotos, etc... ¡Y el momento había llegado! Es un comedero de lo más rudimentario, un par de mesitas en los jardines del hotel a las que no hace caso prácticamente nadie... ¡ellos se lo pierden!

Nada más amanecer, los tejedores enmascarados del sur (Ploceus velatus) se acercaban a ver si había comida

También aquí hay tórtolas ojirrojas (Streptopelia semitorquata)

Todavía no hay comida en el comedero, así que el principal atractivo es el agua... me senté al lado de un pequeño bebedero y vino a visitarlo un swamp boubou (Laniarius bicolor)

Su plumaje tiene exclusivamente dos colores: negro intenso y blanco. Están emparentados con los alcaudones, y hasta hace unos años se les incluía en la misma familia

Empezaba a despuntar el sol y es entonces cuando pusieron comida en los comederos: unas migas de pan y unos taquitos de melocotón... ñam ñam

Algunos, como los Hartlaub´s babblers (Turdoides hartlaubii)  o turdoides, ya estaban esperando... ¡un viejo conocido del año pasado!

Sus parientes, los arrow-marked babblers (Turdoides jardineii) tampoco tardaron en sumarse. La noticia de que hay comida se extiende como la pólvora entre los pájaros

Los estorninos de Meve (Lamprotornis mevesii) también vienen a comer. Su plumaje es de los más espectaculares, porque las plumas son iridiscentes y reflejan la luz. ¡Toda una preciosidad para la vista!

Otros tejedores, los red-billed buffalo weavers (Bubalornis niger) tienen un color muy distinto a los típicos tejedores. Son uno de los "little five" y unos animales muy curiosos de ver

El año pasado tuvimos la mala suerte de verlos sólo de refilón y muy mal: ¡este año sin embargo me di banquete! Eso es lo bueno del safari, ¡nunca tienes ni idea de qué vas a ver y qué no!

Iba entrando la mañana y cada vez iban apareciendo más y más pájaros de colores. El bulbul ojirrojo (Pycnonotus nigricans) tampoco lo habíamos visto la otra vez, y me encantó poder disfrutarlo así de bien

Todavía con las primeras luces bajó a comer el grey go-away bird (Corythaixoides concolor). Este pariente de nuestros cucos es enorme, más que una urraca. Pueden desplegar y contraer la cresta en cuestión de un segundo ¡y están todo el día cresta arriba, cresta abajo! Para ellos debe ser una forma de comunicarse y expresar cómo se sienten

 Y eran súper fotogénicos. Como son tan grandes y calmados, daban mucho tiempo para pillarles en todos los ángulos y luces. Aquí ves a uno con un contraluz que le perfila en su posadero favorito...

...¡y aquí otro con un contraluz más suave correteando para llegar al comedero!

Todos esos pájaros eran muy ruidosos y llamativos, pero de repente me fijé que había uno que se quedaba escondido entre las sombras: -¡¡el petirrojo!!- pensé. Era el petirrojo de ceja blanca (Cossypha heuglini), toda una joya de los bosques y jardines del sur de África

¡Estaba cerquísima! Suelen ser tímidos y yo desde luego no contaba con verlo así de bien... ¡recuerdo que cuando hice estas fotos estaba con una sonrisa de oreja a oreja!

Los tejedores seguían dándose un banquete, y la lástima fue que no estuvieran en plumaje reproductor: ¡los machos en noviembre adquieren un color impresionante!

Pero a éste tejedor no le faltaba color precisamente... es el tejedor dorado de Holub (Ploceus xanthops), y tiene un amarillo... buff, cada vez que se acercaba al comedero (es más solitario y escaso) era un espectáculo

Pero la sorpresa del día fue ver quién más vino a desayunarse un poco de pan: el barbet acollarado (Lybius torquatus). 


Vaya impresión, para mí verlo así de cerca fue como ganar varias loterías a la vez. Le comenté al dueño del hotel lo que acababa de ver, y me dijo: "¿ah, el barbet? ¡Anda, qué suerte! Pocas veces lo hemos visto en el comedero"

Estaba que no me lo creía: ¡qué colores, qué pico! A veces a los barbets se les incluye en la familia Ramphastidae: ¡los tucanes! La verdad que un aire sí se da...

Una vez habían desayunado en el comedero, entraba el mediodía y todos los pájaros se alejaron a buscar su propia comida... los babblers, por ejemplo, estaban en la hierba buscando bichejos: me tumbé y me empecé a arrastrar para pillarlos a nivel con todo el fondo verde: debían pensar: -¿Qué estará haciendo éste que se tumba aquí delante nuestro? ¡Qué raros son éstos humanos!-

Y de repente, paso por delante de un árbol y, ¡wow! había un montón de babblers apelotonados en la horquilla del tronco: ¿qué les pasará? Había pollos, adultos.... todos unos encima de otros como si tal cosa

¡No tenía ni idea de por qué sería! Al cabo de un rato volví al árbol a ver qué había que tanto querían ponerse allí... ¿un nido, tal vez? ¿agua, comida? Pues no... ¡no había nada! Árbol normal y corriente... ¿qué harían allí? Pensé que podría ser para no pasar frío... ¡pero hacía un calorazo africano! Tal vez protección... ¿pero en pleno mediodía? Por algo los babblers son consideradas de las aves más inteligentes: ¡¡y misteriosas!!

Los turacos descansaban de 3 en 3 en las ramas del jardín

Y los buffalo-weavers también bajaban al suelo, vaya colores tenía éste

El tejedor dorado era más tímido... no me extraña, con ese amarillo parecía emitir luz propia cuando volaba por los árboles

¡Y hasta una Smith´s bush squirrel (Paraxerus cepapi) por las ramas!

Estábamos ya con las maletas en la mano para marcharnos de Maun, iba yo pensando que vaya lástima no haber visto el cucal, cuando me fijo que en unas ramas había un pájaro grande: ¡me acerqué y era él, el cucal!

Era el coppery-tailed coucal (Centropus cupericaudus), y se posó en la mejor rama con la mejor luz, justo en un claro entre las hojas. ¡Qué bien se portó! Los animales nunca se colocan donde "deben", pero él fue la excepción

Y fue el regalo de despedida ideal de Maun, porque tocaba decir adiós a la ciudad para empezar lo bueno de verdad: ¡el safari! Nuestro próximo destino sería la famosa reserva de Moremi... continuará

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