En primer lugar, los habitantes por definición de los ríos: ¡¡los martines pescadores!!
Y en el Chobe, no hacen falta hides ni nada para freír a fotos a estos bichos: ¡Te dejan acercarse hasta a tres metros!
Y qué mejor ejemplo que este martín pescador pío (Ceryle rudis) que se posó a dos metros de la cámara. El pío es el martín más abundante del Chobe, ¡y cada vez que lo ves lo disfrutas como si fuera la primera!
De hecho. eran tan abundantes que los pudimos ver en todo tipo de posaderos: en rocas, en ramas, en el suelo... Curiosamente, la inmensa mayoría de martines píos que vimos eran hembras: solo vimos dos machos, uno de ellos éste... Para identificarlos fíjate en las bandas del cuello: la hembra solo tiene un collar y el macho dos
En realidad son bastante distintos a nuestro martín pescador: mucho más confiados, muy tranquilos (el europeo parece hiperactivo yendo de un lado a otro) y sobre todo, mucho más grandes: alcanzan los 27 cm (el europeo ronda los 17)
Pero el pío es minúsculo en comparación con este monstruo: el martín gigante africano (Megaceryle maxima maxima), más grande que una urraca que puede medir medio metro
Esta hembra fue la primera que vimos: para los martinmaníacos como yo, ver semejante gigante es todo un privilegio. No contaba ni mucho menos con verlo: ¡casi me da un ataque al corazón, vaya alegría!
Y de repente, ya de atardecida, vi a lo lejos una minúscula mancha azul brillante... No me lo podía creer, era el martín que llevaba todo el safari esquivándonos y uno de los más especiales: ¡el martín pescador malaquita (Alcedo cristata)!
Estábamos acercando la barca para poder verlo bien cuando echó a volar sobre el agua como un minúsculo torpedo azul ("¡Qué lástima! ¡Ya lo hemos perdido!", pensé)
Pero cuando nos acercamos a donde había ido... Allí seguía: menuda suerte tuvimos, tenerlo a esta distancia fue mucho más de lo que habría esperado. Aquí pude ver que era un ejemplar joven, debido al color negro del pico, rojo en los adultos. El malaquita es diminuto, mucho más pequeño que el europeo, y además puede levantar una impresionante cresta: ¡aunque a éste no le hizo falta desplegarla para que le hiciera un montón de fotos!
Y cuando ya nos acercamos demasiado, echó a volar por el río en busca de su pescado para la cena
Sí, el animal es así. El picotijera tiene la mandíbula muchísimo más larga de lo normal y está aplanada como las hojas de una tijera (de ahí el nombre). Este peculiar pico, sumado a sus larguísimas alas e increíbles colores lo hacen de las aves más impresionantes del Chobe
Y su extraño pico no es por casualidad: le sirve para pescar. Para eso, vuela justo sobre el nivel del agua y mete la mandíbula bajo el agua. Sigue volando mientras peina la superficie, hasta que de repente se cruza con un pez -¡Zas!- La mandíbula se cierra como un cepo y el picotijera se eleva con su pez bien sujeto: todo un prodigio de la evolución
Sin embargo, estás aves están amenazadas debido a la contaminación, invasión y destrucción del hábitat que provocamos (Vaya plaga que somos). Aunque por suerte se están empezando a tomar medidas: por ejemplo, hace unos años se movió la ubicación de una competición de pesca en el Okavango para evitar hacerles daño... En el reecuadre puedes ver sus ojos supersaltones, supongo que serán así debido a que son potenciales presas y pasan mucho tiempo en el suelo, aunque eso no les protege de la verdadera amenaza que es el humano
Estuvimos un buen rato con los skimmers (como los llaman allí), y aquello era un sinfín de oportunidades fotográficas. Su vuelo es lo suficientemente lento como para poderlos pillar en el aire: ¡ésta, con la luz del atardecer y las alas en la máxima apertura, es una de mis favoritas del viaje!
Y de repente, ya de atardecida, vi a lo lejos una minúscula mancha azul brillante... No me lo podía creer, era el martín que llevaba todo el safari esquivándonos y uno de los más especiales: ¡el martín pescador malaquita (Alcedo cristata)!
Estábamos acercando la barca para poder verlo bien cuando echó a volar sobre el agua como un minúsculo torpedo azul ("¡Qué lástima! ¡Ya lo hemos perdido!", pensé)
Pero cuando nos acercamos a donde había ido... Allí seguía: menuda suerte tuvimos, tenerlo a esta distancia fue mucho más de lo que habría esperado. Aquí pude ver que era un ejemplar joven, debido al color negro del pico, rojo en los adultos. El malaquita es diminuto, mucho más pequeño que el europeo, y además puede levantar una impresionante cresta: ¡aunque a éste no le hizo falta desplegarla para que le hiciera un montón de fotos!
Y cuando ya nos acercamos demasiado, echó a volar por el río en busca de su pescado para la cena
Los martines habían sido de lo más impresionantes, pero todavía quedaba una última sorpresa pajaril, un ave en peligro de extinción que bien podría haber servido a Darwin para ilustrar la adaptación animal:
Se trata de esta extraña figura que planea sobre el agua en busca de algún pez...
... ¡y que cuando se deja ver resulta ser un animal de lo más extraño!
¡Es el picotijera africano (Rynchops flavirostris)!Sí, el animal es así. El picotijera tiene la mandíbula muchísimo más larga de lo normal y está aplanada como las hojas de una tijera (de ahí el nombre). Este peculiar pico, sumado a sus larguísimas alas e increíbles colores lo hacen de las aves más impresionantes del Chobe
Y su extraño pico no es por casualidad: le sirve para pescar. Para eso, vuela justo sobre el nivel del agua y mete la mandíbula bajo el agua. Sigue volando mientras peina la superficie, hasta que de repente se cruza con un pez -¡Zas!- La mandíbula se cierra como un cepo y el picotijera se eleva con su pez bien sujeto: todo un prodigio de la evolución
Sin embargo, estás aves están amenazadas debido a la contaminación, invasión y destrucción del hábitat que provocamos (Vaya plaga que somos). Aunque por suerte se están empezando a tomar medidas: por ejemplo, hace unos años se movió la ubicación de una competición de pesca en el Okavango para evitar hacerles daño... En el reecuadre puedes ver sus ojos supersaltones, supongo que serán así debido a que son potenciales presas y pasan mucho tiempo en el suelo, aunque eso no les protege de la verdadera amenaza que es el humano
Estuvimos un buen rato con los skimmers (como los llaman allí), y aquello era un sinfín de oportunidades fotográficas. Su vuelo es lo suficientemente lento como para poderlos pillar en el aire: ¡ésta, con la luz del atardecer y las alas en la máxima apertura, es una de mis favoritas del viaje!
También posados daban lugar a imágenes curiosas, sobre todo con ese otro gran animal al fondo, jejeje
Y para acabar este post sobre picotijeras y martines, qué mejor que una foto de dos picotijeras y dos martines píos en las rocas
Y así acababa nuestra estancia en el Chobe... y en este espectacular país que es Botswana: han sido 10 días de aventuras en la naturaleza de jamás olvidaré... Una experiencia que todo el mundo debería vivir y que yo ojalá pueda repetir... Aunque todavía no había acabado nuestro safari: nos quedaba una noche en las Cataratas Victorias, en Zimbabwe: ¡y allí también hay aves!
Más en el próximo post
¡NOTA! Más de un año después de publicar este post, me veo obligado a hacer una importante "fe de erratas": resulta que el martín malaquita no es tal, ¡sino que se trata nada menos que del martín cobalto! Ésto viene a demostrar la verdadera virtud de las aves de Botswana: hay tantas y tan diversas que ni siquiera sabes a ciencia cierta qué estás viendo... y resulta que el martín cobalto es toda una rareza, que incluso los guías locales apenas han visto en el Chobe: ¡y yo pensando que era el malaquita! Podéis ver fotos del malaquita de verdad en la entrada del 2014... ¡asumiendo que no me haya vuelto a equivocar!
¡NOTA! Más de un año después de publicar este post, me veo obligado a hacer una importante "fe de erratas": resulta que el martín malaquita no es tal, ¡sino que se trata nada menos que del martín cobalto! Ésto viene a demostrar la verdadera virtud de las aves de Botswana: hay tantas y tan diversas que ni siquiera sabes a ciencia cierta qué estás viendo... y resulta que el martín cobalto es toda una rareza, que incluso los guías locales apenas han visto en el Chobe: ¡y yo pensando que era el malaquita! Podéis ver fotos del malaquita de verdad en la entrada del 2014... ¡asumiendo que no me haya vuelto a equivocar!