Era sábado y por fin había llegado el día que tanto había esperado, esa mañana íbamos a salir de Madrid en dirección a Toledo a un lugar llamado El Bercial, un centro de turismo ornitológico que se ubica en una gran finca dedicada a la observación y fotografía de aves. Todavía era muy temprano cuando llegamos al lugar (un paisaje precioso, con arroyos y dehesas mediterráneas) y empezó la diversión. El primer lugar que me tocaba visitar era un hide para cernícalo primilla, una pequeña caseta ubicada justo al lado de un caserón abandonado donde cría una colonia de estos animales: ¡diversión garantizada! Fue entrar, cerrar la puerta, poner el trípode con la cámara y ¡Zas! Premio:
Se trataba de una hembra de cernícalo primilla (Falco naumanni), que estaba posada en el tejado del caserón a apenas 5m de mí... la verdad es que mi primera reacción instintiva fue quedarme inmóvil no se fuera a espantar, pero por suerte el cristal que nos separaba era un cristal espía, es decir que yo lo veía como un cristal transparente pero desde fuera sólo se ve un espejo
Desde luego que la técnica funcionaba: ¡no tenían ni idea de que yo estaba ahí dentro! Me puse manos a la obra a preparar los objetivos, ajustar el trípode, etc... al principio sólo vi estas dos hembras...
... y cuando se metieron bajo las tejas a incubar, hubo un rato en el que no había ningún primilla en la zona. Lejos de desanimarse, estos momentos son ideales para centrarse en otros vecinos del primillar. Ésta tórtola turca (Streptopelia deaocto) se adueñó del posadero más fotogénico
Los gorriones comunes (Passer domesticus) pueden parecer poca cosa por lo habituales que son, pero nada más lejos de la realidad: toda una belleza, ¡y ahora que tienen el plumaje nupcial están de libro! Este macho posó en una teja a apenas 2 metros, estirando el cuello y con la luz dándole de lleno en la gorguera negra
Aunque los verdaderos cantarines del caserón eran los estorninos (Sturnus unicolor), que se desgañitaban al amanecer... entre su plumaje desaliñado y el viento que hacía esa mañana, daba una imagen de lo más curiosa
Pero el primillar no se detenía, y a los cinco minutos de esconderse las hembras, aparecieron más cernícalos: ¡pero esta vez era un macho! El primero en posarse estaba en el otro extremo del tejado, un pelín lejos...
... y de repente veo como viene otro volando y se posa justo al lado del hide, a unos 4 metros. Menudo susto, ¡no me lo esperaba tan cerca! Es cuando ves a los animales a esta distancia que verdaderamente los disfrutas, cuando puedes apreciar todos los detalles del animal: las fosas nasales, las plumitas moteadas del pecho, los párpados amarillos, etc.
La actividad seguía aumentando, y ahora había llegado otro primilla que se cernía sobre el tejado: el viento le frenaba y estuvo unos segundos flotando en el aire, tiempo justo para sacarle una ráfaga en vuelo
Fue hacer la ráfaga del vuelo, mirar otra vez al que estaba cerquísima y ver que se había bajado al tejado: ahora sí que estaba precioso, hay que ver qué pose tan elegante adoptó. En inglés el primilla se llama "lesser kestrel", "cernícalo menor". Sin embargo, viéndolo así de cerca, no parece pequeño en absoluto
De repente veo como otro macho llega a la colonia y se empieza a cernir justo delante: ráfaga al canto, cruzar los dedos porque haya quedado enfocado y... ¡bieeen! Esta vez hubo suerte
Los estorninos y gorriones también seguían de lo más activos: éste se posó en un bonito posadero y se puso a aletear y a chillar con todas sus fuerzas
Los gorriones también están en plena fase reproductiva, de hecho dos llegaron a aparearse justo delante del hide. Como ves, la actividad era constante entre unas cosas y otras
Aquí ves cómo de concurrido está el tejado, en el Bercial cada espacio se aprovecha... a diferencia del cernícalo común, el primilla no se queda en Europa todo el año, sino que pasa el invierno en África... ¡aunque estos fueron tan tempraneros que en febrero ya habían llegado!
Como buenos depredadores, son muy inteligentes: ya que una parte importante de su dieta son los insectos, en algunos lugares han aprendido una nueva técnica de caza: la luz artificial. Cuando se hace de noche, no todos los cernícalos se van a dormir, sino que algunos han descubierto que alrededor de las farolas y focos se forma una enorme nube de insectos: ¡así que allí que van!
Este macho se preparaba para entrar en su nido, y es que según avanzaba la mañana iban trayendo más y más cebas a las hembras que estaban incubando bajo las tejas
Un ejemplo lo pude ver cuando un macho se posó justo al ladito del hide, en el borde del tejado...
-¡Kiaak!- Una llamada al interior de la teja y...
¡Tará! Allá que emerge la hembra, posando genial para la foto de retrato familiar: ideal para comprobar el dimorfismo sexual de los cernícalos
Uno de los problemas que les trae criar bajo tejas es que son susceptibles a los ataques de unos vecinos de tejado: las grajillas. Estos córvidos son muy inteligentes y pueden llegar a causar un gran problema a los cernícalos. La competencia de estas dos aves hace que las grajillas se pongan en la entrada de la teja cuando viene el primilla con comida para los pollos, de tal manera que el cernícalo tiene que esperar a que se aparte la grajilla... ¡o arriesgarse a que le quite la comida del pico! Afortunadamente en muchos lugares la cría de la grajilla ya ha terminado para cuando están los primillas, y la competencia disminuye
Uno de los momentos más especiales de la mañana fue cuando este macho volvió al primillar con una presa muy especial: ¡una musaraña!
Menuda escena, desde luego los primillas son unos cazadores implacables: aquí le ves sujetando su siniestro trofeo justo antes de llevarlo a la hembra
Y para terminar la mañana a lo grande, una última ceba espectacular... ¡llegó un macho con una escolopendra recién cazada!
Y se la dio a la hembra, que estuvo un buen rato sujetándola en el pico: ¡no me lo podía creer!
Y al final la pareja posó de lujo en las tejas de El Bercial, a una distancia ideal y con una bonita luz matinal: ¡el final ideal de una sesión ideal!
Y esto fue solo el primero de los hides de ese día: todavía teníamos muchas horas por delante ¡y había que aprovecharlas! Más en la próxima entrada...