Visto lo bien que nos lo habíamos pasado en nuestra anterior visita a
El Bercial, decidimos que había que repetir, así que una mañana más me preparé para un día de diversión en este sitio tan alucinante que es el Bercial. Nada más llegar allí, entré de nuevo a probar suerte en el hide del primillar, por lo que parecía era la mejor fecha para entrar... yo pensé que sería difícil tener más suerte que
la última vez porque para mí había sido espectacular, pero allí que entré: ¡vaya si hubo suerte!
La anterior vez los machos de cernícalo primilla (Falco naumanni) tardaron unos 10 minutos en aparecer... ¡esta vez a los 10 segundos ya había dos en el tejado!
Apenas llevaba un minuto en el hide y la actividad era tremenda. Vuelos, aleteos, persecuciones, y ésta era la causa: ¡los primeros pollos ya habían salido del nido!
Y no paraban de ejercitar sus alas y pedir comida a los adultos que venían sin descanso al primillar
Pero el problema es que todavía quedaban pollos bajo las tejas (más pequeños que los que ya habían salido) que tenían que ser alimentados, y los padres tenían que (irónicamente) esquivar a sus pollos para llegar a sus pollos
El tejado estaba repleto de primillas, tanto que ya ni cabían...
... y entonces uno decidió que estaba harto de tanto ajetreo y se posó en la tronca fotogénica que tenían colocada al ladoy que tanto quería yo que usaran: ¡por fin! Ahora el escenario ya no eran las tejas sino un bonito tronco natural
¡Ésta es la imagen que siempre me imaginaba cada vez que miraba el posadero! Lástima que nunca tenía pájaro encima, pero ahora por fin sí... ¡vaya ráfagas le disparé a pesar de estar inmóvil el primilla, la verdad es que me pudo la emoción!
Y poniendo el zoom al mínimo se puede apreciar el paisaje único de El Bercial, con el río y sus árboles y las colinas y campos al fondo... todo ello con un cernícalo en primer plano, que es lo que hace especial al Bercial, jejeje
Viendo el color de los cernícalos y el de las tejas, parece que estuvieran evolucionados para vivir en estos tejados. ¡Aunque en realidad, los primillas llevan viviendo desde muchísimos años antes de fabricarse la primera teja! Pero desde luego les vino que ni pintado
¿Y antes de existir los tejados artificiales, dónde criaban los primillas? Eso me andaba preguntando yo, y resulta que aún hoy en día existen muchas colonias que anidan en riscos, cortados y roquedos. A veces pensamos que los humanos somos imprescindibles para la supervivencia de estas aves tan asociadas a los ambientes urbanos, pero hay que recordar que antes de expandirse los humanos ya había primillares: ¡y seguramente muchos más!
Yo seguía sorprendido de la cantidad de primillas que había, cada pocos minutos se posaba uno a menos de 4m y todo el rato estaban revoloteando, entrando y saliendo del tejado... menuda nube de cernícalos
Los padres no paraban un segundo, todo el rato yendo a los campos a cazar y volviendo con nuevas presas... ¡ñam ñam, éste bicho amarillo debe estar de lo más rico!, pensarían los pollos
El pequeño gorrión común (Passer domesticus), a pesar de ser común, es una de las aves más bonitas que pude ver, sobre todo ahora que están con su plumaje primaveral: este macho cantarín se posó justo al lado del hide
Entre tanto primilla, de repente veo de reojo una forma que se posa en el tejado y empieza a andar a saltitos... ¿será lo que creo que es? Apunto la cámara y ¡sí, lo es: una abubilla!
La abubilla (
Upupa epops) parecía como en su casa en el tejado del primillar, deambulando de un lado a otro al lado de los primillas como si fuera una más desde siempre... aunque resulta que era la primera vez que alguien la veía ahí
Sigo sin estar seguro de qué haría en el tejado, pero supongo que estaría curioseando a ver qué era tanto ajetreo y ya de paso viendo si podía sacar algún resto de comida de los primillas y estorninos. Aquí la ves mirando atenta el nido de uno de los cernícalos
Y allí seguía, a unos 5 metros de mí y sin sospechar nada del hide: ¡vaya buena sorpresa inesperada!
Aunque en realidad, lo más impactante de la sesión fue justo al principio, cuando todavía estaba amaneciendo y el primilla que tenía el nido más cercano al hide vino a alimentar a sus pollos...
¡¡Tenía un ratoncillo recién cazado en el pico!! Debía haberlo encontrado en los campos de cultivo y lo sujetaba fuertemente en su potente pico
Tan fuerte que, al apretarle la cabeza al ratón, a éste le había salido el ojo de la órbita y lo tenía fuera... la verdad es que es muy chocante, pero al fin y al cabo es el drama de la naturaleza y es 100% natural. Es algo que se lleva repitiendo día tras día y nos recuerda que los cernícalos son auténticos depredadores implacables
Y por si eso fuera poco, un pollo volantón espantó al padre, y éste se fue y tardó unos 5 minutos en mi volver. ¡Para mi horror, cuando volvió ya había degollado al ratón! Era impactante, pero me decía a mí mismo que esa carne iba a alimentar a unos pollitos de cernícalo primilla que sin esas comidas no sobrevivirían
Ahora sí, el macho consiguió llegar a su nido y dejar el pobre ratón que ya por fin sería devorado por los pollitos...
Y con esta dura pero natural escena termino la entrada, ¡sin duda fue una mañana de lo más productiva! ¡La primavera va avanzando y los primillas parece que están teniendo éxito en sacar adelante toda una nueva generación de comedores de ratones!