Todavía no había quitado la mosquitera de la ventana del hide cuando ya se posó el primer abejaruco (Merops apiaster)
La mosquitera hizo unos efectos de halos y aberraciones de color, y no pude ajustar el encuadre para que le qupiera la cola, pero solamente tener al abejaruco delante y poder sacarle alguna foto fue una experiencia espectacular. ¡Ver este bicho a esta distancia a través del visor de la cámara fue emocionante!
Para cuando quité la mosquitera, no les pude sacara foto en el posadero, pero sí en el nido que estaban atendiendo constantemente: aquí ves cómo brilla su plumaje con la luz del atardecer... parece emitir luz propia
La actividad era frenética, se posaban en todos los alrededores del hide con sus recién capturadas presas para llevarlas a los pollos del nido
Además de poder hacer fotos de los abejarucos desde cerca, la sesión de hide me permitió aprender muchas cosas de su biología: lo más sorprendente fue ver cómo éste nido no era atendido por dos padres, ¡sino por 3! La pareja reproductora tenía el apoyo de un ayudante (tal vez un juvenil del año pasado) que aportaba comida y hacía de centinela vigilando la entrada
Había oído hablar de este mecanismo en abejarucos africanos (carmesí), pero no tenía ni idea de que los europeos también usaran este método. Una prueba de la gran inteligencia de estas aves y de que el hide de los abejarucos es como un aula de biología (aunque más entretenido, jejeje)
Normalmente los abejarucos crían en taludes y cortados verticales donde excavan los nidos en horizontal... sin embargo las colonias de El Bercial anidan en el suelo del olilvar directamente... ¡es arriesgado, pero esta colonia tuvo éxito y sacó adelante los pollos!
Y de hecho, aquí ves a un enorme juvenil, asomando de su nido y esperando que vengan a traerle ricos insectos...
¡y los padres no tardan! Justo el cielo se nubló, permitiendo así que los colores del adulto brillasen como nunca... sin duda la mejor oportunidad de la sesión, hay que ver qué colores tienen estos bichos
Los abejarucos son habitualmente "despreciados" porque no son rarezas escasas ni sujetos demasiado difíciles de fotografiar... ¡¡a mí al menos me parecen las aves más bonitas de la península!! Y si no, mira este primer plano de las plumas de la cabeza, el ojo, el pico... ¡buf, es que son preciosos!
Y ya terminada la sesión, según salíamos del olivar nos encontramos con uno de los más habituales habitantes de El Bercial, el pequeño mochuelo (Athene noctua) que a estas horas empieza a hacer su ronda de caza nocturna
¡Había un montón de mochuelos! Pero según pasábamos en el coche por delante de este nido, nos encontramos con una gran sorpresa: ¡había un enorme lagarto ocelado asomando del agujero del nido! Habría entrado a ver si encontraba algo de comida o refugio, pero por suerte los pollos ya habían salido del nido días atrás... ¡de hecho, en el mismo árbol, a un par de metros del lagarto, estaba un mochuelo de esa familia! Una situación de lo más curiosa
Además de poder hacer fotos de los abejarucos desde cerca, la sesión de hide me permitió aprender muchas cosas de su biología: lo más sorprendente fue ver cómo éste nido no era atendido por dos padres, ¡sino por 3! La pareja reproductora tenía el apoyo de un ayudante (tal vez un juvenil del año pasado) que aportaba comida y hacía de centinela vigilando la entrada
Había oído hablar de este mecanismo en abejarucos africanos (carmesí), pero no tenía ni idea de que los europeos también usaran este método. Una prueba de la gran inteligencia de estas aves y de que el hide de los abejarucos es como un aula de biología (aunque más entretenido, jejeje)
Normalmente los abejarucos crían en taludes y cortados verticales donde excavan los nidos en horizontal... sin embargo las colonias de El Bercial anidan en el suelo del olilvar directamente... ¡es arriesgado, pero esta colonia tuvo éxito y sacó adelante los pollos!
Y de hecho, aquí ves a un enorme juvenil, asomando de su nido y esperando que vengan a traerle ricos insectos...
¡y los padres no tardan! Justo el cielo se nubló, permitiendo así que los colores del adulto brillasen como nunca... sin duda la mejor oportunidad de la sesión, hay que ver qué colores tienen estos bichos
Los abejarucos son habitualmente "despreciados" porque no son rarezas escasas ni sujetos demasiado difíciles de fotografiar... ¡¡a mí al menos me parecen las aves más bonitas de la península!! Y si no, mira este primer plano de las plumas de la cabeza, el ojo, el pico... ¡buf, es que son preciosos!
Y ya terminada la sesión, según salíamos del olivar nos encontramos con uno de los más habituales habitantes de El Bercial, el pequeño mochuelo (Athene noctua) que a estas horas empieza a hacer su ronda de caza nocturna
¡Había un montón de mochuelos! Pero según pasábamos en el coche por delante de este nido, nos encontramos con una gran sorpresa: ¡había un enorme lagarto ocelado asomando del agujero del nido! Habría entrado a ver si encontraba algo de comida o refugio, pero por suerte los pollos ya habían salido del nido días atrás... ¡de hecho, en el mismo árbol, a un par de metros del lagarto, estaba un mochuelo de esa familia! Una situación de lo más curiosa
¡Por fin me había podido desquitar de los abejarucos! Cuanto más los veo, más los quiero ver... un animal verdaderamente excepcional del que uno no se cansa nunca
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