19 marzo 2015

¡Cálaos!

Cualquier viaje a la naturaleza africana está marcado por los paisajes, las grandes rapaces, los cocodrilos y no digamos ya los mamíferos... pero hay un grupo de criaturas que pasan desapercibidas y que terminan de dar vida a este paraíso:

Los bosques y sabanas de Botswana, hogar de cálaos en todas sus formas y colores

Amanece un nuevo día y la luna todavía no se ha escondido... una silueta muy especial se recorta contra ella...

Nada menos que el señor cálao de pico rojo (Tockus erythrorhynchus)

¡Todo un emblema de la naturaleza africana! En el mundo existen 54 especies de cálaos, pero buena parte se encuentran en África

¡Y por suerte, son las aves más confiadas de la sabana! Cada dos por tres los ves a los lados de la pista, y es una gozada poder bajar al suelo a fotografiarlos: ¡lejos de espantarse como harían en España, algunos se acercan por pura curiosidad!

Cuando levantan en vuelo, son una auténtica joya... ¡pero anda que no es difícil pillarlos! Ese patrón de blancos, negros y marrones de las alas se te queda fijado en la retina y aún a día de hoy lo recuerdo como si lo hubiera visto ahora mismo

¿Alguna vez te preguntaste si las aves tenían pestañas? Bueno, ¡los cálaos al menos sí! En realidad son plumas modificadas pero cumplen la misma función que las nuestras... tras esos ojos hay mucho más que una bolita de plumas: la complejidad de la vida del cálao es tremenda. Se asocian con grupos de mangostas para encontrar la comida más fácilmente, y a cambio actúan como vigías avisando de algún depredador

Pero lo más alucinante es la prueba de empatía que ofrecen cuando hacen de centinela para las mangostas: dan el aviso de depredador incluso cuando ven una amenaza que lo es sólo para las mangostas. ¡Ellos están a salvo en cualquier caso, pero las alertan igualmente!

¡Desde luego un animal minusvalurado por muchos viajeros de safari!

Pero el de pico rojo no es la única especie: éste otro se llama cálao de Bradfield (Tockus bradfieldi) y es endémico de esa franja de Botswana y Namibia

Desde luego que el tamaño impresiona: más de medio metro de longitud, bastante más que una urraca

Y una vez más, lo bueno de Botswana que estos animales no desconfían de la gente... pero este cálao iba a llevar eso un paso más allá. Estábamos en el camping de Savuti, yo en la mesa acompañando a los chicos que estaban preparando la comida, cuando el cálao miró hacia abajo con ganas de saltar...

...¡y ya ves lo que pasó! Patrick, gran amigo (y excelente chef), no se sorprendió demasiado, pero yo estaba alucinando! Los cálaos se han acostumbrado a que siempre hay alguna sobra que pueden aprovechar, y no se lo pensó dos veces

Hay quien se horrorizará al ver ésto, considerándolo una corrupción del comportamiento animal espontáneo... pero francamente, no lo creo así. Los cálaos obtienen de los restos de comida sólo un aporte extra, no basan su alimentación en ello. Y para ellos, los humanos no son ningún riesgo (ni lo serán, porque en Botswana es seguro que no va a ir ningún imbécil violento a tirarles piedras). Y al fin y al cabo, no es muy distinto de las aves que se posan encima de los búfalos o elefantes para encontrar comida: ¡en la sabana, los humanos somos un animal más!

La enorme llanura de Mababe es uno de los muchos lugares donde vive el cálao por excelencia

El de pico amarillo (Tockus leucomelas), apodado cariñosamente la flying banana, el plátano volante, por su extraordinario pico amarillo chillón

Como todos estos cálaos, el de pico amarillo anida en huecos de árboles, pero no entrando y saliendo en la forma tradicional. La hembra se mete dentro, pone los huevos y sella la entrada con barro. Atrapada dentro, sólo puede asomar el pico: ahora depende del macho para que la alimente, a ella ¡y a los pollos!

Al igual que los abejarucos, martines pescadores, abubillas y demás amigos coloridos, los cálaos son sindáctilos, con los dedos de las patas fusionados. 

¡Y menudo genio tienen! Aquí ves a un cálao que no estaba muy contento con la presencia de la carraca de pecho lila que le había intentado quitar el posadero

¡Test de cálaos! ¿Cuál es cuál? 
Si respondiste que el de la izquierda es el de Bradfield y el de la derecha el de pico amarillo, te estás convirtiendo en un experto en la identificación de cálaos!

Ese pico es ideal para cazar bichillos en el suelo, pero tiene un precio, el peso. Y para contrarrestarlo, los cálaos son únicos en que tienen las dos primeras vértebras del cuello fusionadas para soportar mejor esa carga

Siempre es entretenido dejar a un lado el teleobjetivo e intentar sacar alguna imagen con el zoom corto, para que se vea el paisaje en el que vive el animal

Y para terminar, un cálao llama en lo alto de un árbol al amanecer... el cálao gris (Tockus nasatus), una especie esquiva que el año pasado no me dejó sacar ninguna foto decente

¡Y este año me desquité! Este pico rojo y blanco crema pertenece a la hembra... 

...y éste, negro con franjas blancas, al macho. Reflejado en el ojo, puedes ver cómo el día empieza a clarear en Botswana: ¡un día de cálaos!

La naturaleza de África no sería lo mismo sin estos excepcionales animales: son esa clase de cosas en las que no te sueles fijar, pero que si no estuvieran echarías tanto en falta. Por suerte, ¡están! 

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