Si me lo llegan a decir, habría pensado que era una broma... ¿un herrerillo (Parus caeruleus) congelado en pleno vuelo?
Todo empezó un cuarto de hora antes, cuando me senté en la ventana y vi cómo empezaban a llegar los pajarines a la comida:
El primero en llegar es siempre el valiente carbonero garrapinos (Parus ater), pariente pequeño del herrerillo
Tampoco tarda en llegar el carbonero (Parus major). Esta hembra en particular es adorable, está totalmente confiada y me permite observar todos sus comportamientos y personalidad
Cuando los gorriones (Passer domesticus) se enteran de que hay comida, ¡ya no hay quien les eche!
¡La cosa se va animando! Al pobre garrapinos no le queda de otra que esperar discretamente a que terminen de pelearse los gorriones
La actividad es frenética, así que voy corriendo a poner el 300 f4, que es un objetivo un poco más luminoso y me permite velocidades más rápidas para congelar el movimiento: tengo en mente intentar pillar algún pajarín en vuelo cuando se acercan al comedero.
Primer problema: ¡en cuanto me preparo, dejan de venir!
Y cuando vuelven a acercarse...
Segundo problema: todas desenfocadas. Como vuelan tan rápido, no puedo seguirles con el autofoco, así que tengo que jugármela y dejar un punto al azar enfocado, confiar en que pasen por ahí y la foto entre en el momento exacto... y claro, las posibilidades son de 1 sobre... ¡bueno, muy pocas!
Tercer problema: ¡el encuadre! El 300 será un objetivo más luminoso, pero tiene más zoom, y como estoy disparando "a ciegas", la trayectoria de los pájaros les desvía de mi encuadre, y muchas salen cortadas
Todo esto no es nuevo, claro, ya me imaginaba que serían todas carne de papelera de reciclaje... no tenía muchas esperanzas, pero al menos estaba pasando un rato entretenido poniendo a prueba los reflejos. Y justo entonces:
"¡Uy, mira quién anda por aquí! ¡Si es el herrerillo! Hala, y encima es un macho con todos los colores saturaditos... ¡pillar a éste en vuelo sí que sería una pasada!"
Y es que no todos los herrerillos son iguales. Aquí ves a otro individuo más apagado de colores.
Pero el que había llegado estaba en todo su esplendor. La cosa se pone interesante...
Ronda 1. Preenfoco un punto medio entre la ramita a la que viene y el árbol del que sale... contener respiración y disparar ráfaga. Ya te imaginas lo que viene, ¿no?
¡Desenfocado! No iba a ser tan fácil...
"¡Pero serás #@&#*#$! Ahora se queda ahí, mirándome tan feliz... grrrr"
Pero un gorrión lo espantó antes de que pudiera terminar de comer... y volvió al árbol, con ganas de querer volar otra vez. ¿y si...?
Ronda 2. ¡Punto aleatorio enfocado, y el herrerillo parece que quiere venir!
Click, click... apenas dos fotos. "No te hagas ilusiones, no te hagas ilusiones..." me digo cuando le doy al botón de "ver imágenes"
"Uy va... pues sí, sí ha entrado...¡¡yuhuuu!!" ¡La alegría fue tremenda!
Esta foto es una dosmilésima de segundo en la vida del herrerillo - ¡pero para mí esa dosmilésima es como toda una vida! Muchas veces verás fotos de pájaros en vuelo, pero el 99% están hechas con sensores de movimiento y flashes. Yo hasta ese 19 de diciembre pensaba que solo se podían hacer fotos decentes de esa manera, y apenas lo había intentado. ¡No cometas mi error! No hacen falta barreras de infrarrojos ni historias, solamente paciencia, un poco de suerte... ¡y ganas de captar la naturaleza al natural, sin artificios!
Me ha gustado mucho la historia del herrerillo.
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Tremenda historia y estoy totalmente de acuerdo contigo
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