24 mayo 2016

"Cuando el grajo vuela bajo, salen fotos del ca..."

¡Ya lo dice el refrán!
Hago una mini-pausa en la serie de entradas de Botswana para hablaros de unos pájaros únicos: los córvidos. Tradicionalmente conocidos como "grajos", los córvidos son una maravilla tanto para la vista como para el sensor de la cámara. Aquí os pongo un pequeño monográfico de mis intentos por "entarjetar" a los grajos (si vuelan, y además bajo, mejor que mejor)... todo comenzó una tarde de verano en un pequeño abrevadero del bosque...

Gotas de agua dorada salpican la pequeña charca: este extraño pájaro ha bajado a refrescar su reseca gargan... -¡Aagh, que alivio!- Con este calor, cada hora sin agua es una agonía...

...pero por ahora, tiene toda la charca para él. El pico todavía le gotea, pero ha conseguido saciar su sed... 

... y se trata, por supuesto, de un imponente arrendajo (Garrulus glandarius), el córvido ibérico más forestal: nunca abandona la cobertura del bosque...

... ¡a no ser, como ahora, que tenga que bajar al suelo para beber! Pero tendrá que volver enseguida a su refugio en los árboles, porque otro córvido está llegando a la charca... 

...las urracas (Pica pica) desalojan inmediatamente al pobre arrendajo: a diferencia de él, las urracas son gregarias: nunca tienen lejos la seguridad de su bandada. Si el arrendajo era el córvido forestal, la urraca es el dominante

Y es que cuando están juntas, las urracas son imparables: con su extraordinaria inteligencia patrullan bosques, llanuras e incluso ciudades en busca de cualquier forma de comida... ¡o entretenimiento!
Un estudio demostró que los córvidos tienen una inteligencia equivalente a la de los grandes simios en cuanto a cognición social, razonamiento, imaginación...

No dudarán en aprovechar cualquier oportunidad: ¿un pollo de paloma torcaz muerto en el suelo del bosque? Acaparan la "carroña" y lo abren hasta dejar solo la piel y los huesos. Si ya es impresionante de por sí, ¡cuando tragan trozos de carne con la membrana nictitante cerrada, el efecto "dinosáurico"es total!

¿Alguna vez pensaste que las urracas eran solamente blancas y negras? La próxima que veas una, espera a que se gire y le de la luz. Las iridescencias de su plumaje las convierten en un animal reluciente cuando están posadas... pero cuando despegan...

... ¡son un regalo para la vista! Sin embargo, fotografiarlas así es todo un reto... conseguir que el vuelo sea cercano y paralelo a la cámara, que la posición de las alas sea buena, que quede enfocada y sin cortar... ¡bueno, yo todavía sigo buscando esa foto perfecta

¿Sabías que desarrollan rituales equivalentes a "funerales" cuando una muere? Busca en youtube "magpie death ritual" y nada más ver sus reacciones ante una compañera "caída", piensa que en lugares de España como Andalucía es legal matar urracas por diversión como especie cinegética ("justificándolo" bajo el eufemismo de control de predadores). Repugnante, como la caza en general: ¡no olvides firmar la petición! https://www.change.org/p/prohibicion-de-la-caza-en-espa%C3%B1a

Si la urraca "común" vive en grupos, esta otra urraca vive directamente en sociedades: el rabilargo (Cyanopica cooki) o urraca de alas celestes -como se llama en inglés- es el más gregario de los córvidos

A diferencia de la urraca, al rabilargo no le gustan las ciudades ni los pueblos: lo encontrarás en las zonas más salvajes, de bosque abierto con matorrales.

Si ya es difícil conseguir fotos buenas de urracas en vuelo, el rabilargo (más escaso y tímido) lo pone aún más difícil. Sin embargo, solamente ver esas alas y cola celestes desplegadas es de por sí un privilegio.


Fotografiar estos rabilargos no fue nada fácil, fueron varias horas con la manta de camuflaje esperando a que pasaran por su rincón favorito del bosque, pero cuando se te posa la bandada entera a 10 metros, la emoción está garantizada

Lo que más me sorprendió al fotografiar estos córvidos fue su extraordinario lenguaje: estamos acostumbrados a oir una clásica llamada de contacto ¡kiiieeej! cuando sobrevuelan su territorio, pero cuando bajan a buscar comida emiten todo tipo de kuak´s, kuii´s y jjjrrr´s. ¿Qué estarán diciéndose? 

Y de repente, entre tanto rabilargo cruza una urraca: ¿adónde irá tan decidida? 
Los reclamos de sus amigas le indican que hay una fuente de comida cerca... ¿qué habran encontrado?

Nada menos que el cuerpo de una pobre abubilla. Alteradas, se agrupan alrededor de la comida. Su inteligencia les hace recelar de una fuente de comida "gratis"... les llevará un rato confiarse para llevársela. Empiezan por levantarla con precaución: su potente pico es ideal... 

...aunque para picos, ninguno como éste: el córvido más grande e imponente, el cuervo (Corvus corax). "El gran cuervo carnicero" que diría Félix Rodríguez de la Fuente. 

El cuervo no vive en los bosques de los arrendajos, urracas y rabilargos. Su hogar son las rocosas cimas de las montañas, donde lleva su discreta vida. Con su extraordinario pico aprovecha las carroñas que disputa a buitres y águilas.

Y por supuesto, como "grajo" que es, ¡al cuervo le gusta volar! Su gran tamaño resulta ser una ventaja a la hora de fotografiarlo, el vuelo es más lento y predecible. ¡Agh, me encanta el brillo de ese pico, es un animal tan impresionante!

Y cuando llega la hora de aterrizar, no le queda otra que volar bajo. Justo antes del tocar tierra despliega el tren de aterrizaje y abre los alerones de frenado... el momento ideal para congelarlo en todo su esplendor.

Nada más ver la foto del cuervo en el visor, pensé "¡Dios, es igual que la de la grajilla!" Y es que apenas unos días antes había conseguido pillar en una pose similar a otro de mis córvidos preferidos:

¡El córvido ladrón! La grajilla (Corvus monedula) recibió su nombre científico por "robar monedas". Las grajillas siempre han tenido una injusta fama de llevarse objetos humanos -especialmente brillantes- por su supuesta avaricia. 

Sin embargo, con los córvidos siempre hay que ver las dos caras de la moneda (jejeje). No te pierdas esta noticia de la BBC ( http://www.bbc.co.uk/news/magazine-31604026 ), que cuenta la entrañable amistad entre una niña de 8 años y sus vecinas las cornejas americanas. En agradecimiento por darles comida, las cornejas le traen todo tipo de regalos que recolectan: pendientes, tornillos, clips... incluso pinzas de cangrejos. Pero no sólo eso: un dia las cornejas descubrieron que a sus amigos humanos se les había caído la tapa de la cámara en el campo... ¡y la cámara de fototrampeo del jardín mostró cómo volvía la corneja, tapa en pico, la lavaba en el bebedero y la dejaba allí para ser recogida por los "descuidados" humanos!

Las grajillas son tan inquietas que siempre están persiguiéndose o volando de un lado a otro: si consigues combinar ese penetrante iris azulado con unas alas abiertas en pleno vuelo, tienes fotaza asegurada

Pero si las grajillas tenían sus matices de grises y azules en el ojo y la nuca, la corneja negra (Corvus corone) es todo lo contrario: todo su cuerpo es negro azabache...

...pero ese negro metálico refleja los rayos del sol en todas direcciones. De hecho, sin las cornejas, a las grandes carroñeras les costaría encontrar las carroñas: la piel mate de un animal muerto no es fácil de distinguir a la altura a la que vuelan los buitres, pero cuando las cornejas han encontrado una carroña, sus reflejos metálicos indican a los buitres que efectivamente hay algo allí abajo.

Afortunadamente para los buitres, esos brillantes indicadores no se van a terminar su comida, pero en el bosque, cuando algún zorro vea el reflejo iridiscente de un córvido...
...¡sabrá que ya es demasiado tarde! Todo lo que verá será el trote -más propio de un velocirraptor que de un córvido- de las satisfechas urracas, que ya ha decidido que la abubilla va a ser su próxima merienda.

Seguro que con tanto hablar de grajos y más grajos, te están entrando las ganas de salir al campo y pasar un rato observándolos: ¡no dudes un momento! Busca una bandada local de urracas y verás como en cuanto te empieces a fijar ya están haciendo de las suyas y exhibiendo comportamientos sorprendentes. ¡Quién sabe, tal vez si les caes muy bien se hagan también tus amigas (como en el link de la noticia) y te regalen sus más preciados hallazgos!

10 mayo 2016

¡Anhinga!

-Anhinga, anhinga!!, dijo el conductor de la pequeña barca en la que íbamos montados señalando a una extraña criatura, mitad ave y mitad serpiente, que devoraba un escurridizo pez en medio de un enorme río africano... 
¿Cómo habíamos llegado hasta aquí? ¿Qué es este extraño animal? ¿Y qué significa anhinga?

Estábamos por supuesto en la recta final de nuestro safari en Botswana... y habíamos llegado a un lugar mágico, un lugar de extrañas criaturas donde a cada vuelta del camino puede aparecer cualquier cosa


¡El Chobe Riverfront! Este majestuoso río marca la frontera entre Botswana y Namibia para desembocar en el Zambezi y caer por las Cataratas Victoria. 

Pero en este tramo, el Chobe fluye lento y profundo... y bajo la atenta mirada del pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer), un extraño animal descansa junto al agua

¿Pero qué es?

¿Un enorme pico en una cabeza diminuta sobre un larguísimo cuello?

Se trata del anhinga africano (Anhinga rufa) o pato aguja, conocido localmente como snake bird, "el pájaro serpiente". En realidad es un suliforme, pariente de los cormoranes, alcatraces y fragatas: un prodigio de la evolución en el que hasta el último detalle está perfeccionado para convertirlo en el pescador por excelencia. 

¡Y un paseo en barca por el río Chobe es un desfile de anhingas, para ellos debe ser un paraíso! 
El sol del mediodía les viene genial para secar las plumas. Al igual que las del cormorán, las plumas del pájaro serpiente no son totalmente impermeables, lo que les permite bucear sin flotar. Sin embargo, eso les obliga a pasar muchas horas poniéndolas a punto de nuevo

Un viejo árbol caído en medio del río era el posadero preferido de este anhinga, como atestigua la corteza sepultada de guano blanco

De repente, empezó a recolocarse y a bajar (¡no sin cierto esfuerzo!). Se paró justo encima de las olas del potente Chobe, como si tuviera ganas de lanzarse...

...¡chof! Un pequeño salto y el anhinga estaba en su medio. ¡Ahora no cabe duda de por qué se le llama "snake bird"! Miró a los lados, metió la cabeza y echó a bucear alejándose de nosotros... 

En ese momento yo solo pensaba "¡Cuidado, pequeño anhinga, cuidado por ahí!" y es que ese tramo del Chobe está repleto de troncos flotantes como éste, que el anhinga haría bien en evitar.

Por supuesto, no contábamos con volver a ver al anhinga buceador, una vez empiezan a nadar quién sabe hacia dónd... -There it is! Oh, it has a fish! A fish!, dijo el conductor de la barca... ¿sería posible?
¡Wow, así era! En otro tocón de la orilla estaba otra vez el anhinga... ¡pero con un enorme pez en el pico! Lástima que estábamos lejos y para cuando llegáramos ya se lo habría tragado... aún así, allá que fuimos...

...¡pero resulta que se le había atragantado! El resbaladizo pez no quería bajar por la estrecha garganta del anhinga. Las cámaras echaban humo, y además según avanzaba la barca el fondo iba "rotando" y cada foto parecía hecha en un sitio distinto. -¿Y si nos acercamos un poco más?-

La escena era prehistórica: el extraño pájaro serpiente tragándose lentamente un escurridizo pez en medio de un río lleno de cocodrilos bajo el sol de un mediodía africano.

Y cuando parecía que no iba a conseguirlo nunca, el anhinga estiró el cuello y cerró el pico definitivamente. ¡Por fin!

¡Qué alivio! Habían sido unos minutos duros para el anhinga... ¡y para el obturador de mi cámara! El pájaro serpiente se había ganado un merecido descanso, pero a la cámara todavía le quedaban horas de trabajo: ¡como podrás comprobar en la próxima entrada, no solo hay anhingas en el Chobe!

02 mayo 2016

Savuti, hogar de las rapaces nocturnas

Seguro que si piensas "paisaje de la sabana africana" te viene a la mente una enorme llanura con árboles dispersos bajo un potente sol de mediodía... ¡no siempre es así! Cuando cae la noche, la oscuridad reina en la sabana. ¡Es la hora de los búhos! 
Llevábamos ya 4 dias de safari cuando llegamos a la mítica marisma de Savuti, dejando al sur el delta del Okavango... y en el poquito tiempo que pudimos estar allí, fuimos observados atentamente por ojos entre la espesura... ¡ojos de rapaces nocturnas!

Despunta un nuevo dia en la marisma... las siluetas de la bandada local de babblers píos (Turdoides bicolor) se recorta con las primeras luces

El sol todavía no ilumina las pequeñas pozas en el cañón del río, pero el joven pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer) ya remonta el vuelo con sus potentes aleteos

Y tanto ajetreo no pasa desapercibido para una mirada que se va desperezando desde la cumbre de los árboles... ¿quién será?

 Ya ha entrado la mañana, y el tántalo africano (Mycteria ibis) limpia sus plumas en el embarrado abrevadero

 ¡Swosh! El drongo de cola ahorquillada (Dicrurus adsimillis) está usando un enorme termitero como pista de despegue para lanzarse a por los pequeños insectos que vuelan con el calor del mediodía

 Mientras tanto, el gigantesco marabú (Leptoptilos crumeniferus) alza el vuelo... sus lentos aleteos son una delicia para la cámara, pudiendo congelar el remonte bajo la intensa la luz africana. 

¡Ahora sí que han despertado por completo al pobre búho de Verraux (Bubo lacteus)!
Aunque ha pasado toda la noche de cacería, nunca quita ojo de lo que sucede alrededor... y es que no es el único búho de la zona...

Los estorninos de Burchell (Lamprotornis australis) deben andarse con mucho cuidado cuando cae la noche en la marisma...

 ...porque ¿quién sabe cuántos pajarillos habrán cazado estas temibles garras? 

 ...garras que pertenecen, por supuesto, al imponente búho real africano (Bubo africanus)

 Por ahora hace demaisado calor - el búho apenas puede mantener los párpados abiertos. Pero cuando caiga la tarde ya será otro cantar...

 De momento, el drongo puede estar tranquilo. Puede dedicar la tarde a arreglar su plumaje, ya comió suficiente por la mañana en su termitero preferido

...pero tampoco debería relajarse mucho tiempo. En el invierno de Botswana, los días son muy cortos y para cuando se quiere uno dar cuenta, ya está atardeciendo. Alguien se empieza a impacientar en su rama... han sido ya muchas horas durmiendo en el mismo sitio...

...los ojos del búho real africano comienzan a abrirse de nuevo...

... y la pareja se junta, preparándose para una nueva jornada de caza nocturna

Pero los últimos rayos de sol todavía tienen preparada una sorpresa en el paraíso de los búhos... un impala está caminando entre los árboles caídos de un viejo bosque. De repente, un tocón parece haberse movido... ¿será posible?

¡Resulta que no es tocón ninguno, es un pollito de búho de Verraux! Ambos se miran con cursiosidad, pero saben que al día le queda poco, y cada uno tiene que atender sus tareas: el impala, terminar su ronda diaria y buscar un sitio seguro para dormir...

... ¡y el buhíto, subirse de nuevo al árbol del que se cayó! 
Todavía no puede volar con mucha destreza, así que no le queda de otra que impulsarse contra la corteza e intentar agarrarse con las patas para subir centímetro a centímetro... en Savuti, la vida no es fácil para las pequeñas rapaces nocturnas

Aunque no todas las rapaces que recorren estas praderas son nocturnas. En elegancia, nadie supera al secretario serpentario (Sagittarius serpentarius), casi tan alto como una persona y un experto cazador de serpientes 

Ya se ha escondido el sol, y los animales tienen que apresurarse a "cerrar" su dia. Las gallinas de Guinea (Numida meleagris) se acercan al abrevadero a dar el último trago de agua...

...y allí las espera el tántalo, que ya tiene las plumas bien arregladitas y que aprovecha para pescar algún siluro despistado... 

Y cuando parece que ya todas las aves se han escondido para la noche... dos ojos negros observan enmarcados por unas llamativas cejas blancas... ¿o no?

¡No! En realidad esos ojos no eran tales, sino que era la nuca del pequeño mochuelo perlado (Glaucidium perlatum), que no quiere que se le acerque ningún búho más grande por la espalda... ¡con esos falsos ojos, parece que siempre te está mirando! 

Como has podido ver, en Savuti nada es lo que parece... y en cada rincón hay alguna rapaz nocturna esperando a que llegue la noche. Apenas habíamos tenido 2 dias para fotografiar la increíble fauna de esta marisma, pero todavía nos quedaba un último destino en Botswana por explorar: ¡el frente del río Chobe!