02 mayo 2016

Savuti, hogar de las rapaces nocturnas

Seguro que si piensas "paisaje de la sabana africana" te viene a la mente una enorme llanura con árboles dispersos bajo un potente sol de mediodía... ¡no siempre es así! Cuando cae la noche, la oscuridad reina en la sabana. ¡Es la hora de los búhos! 
Llevábamos ya 4 dias de safari cuando llegamos a la mítica marisma de Savuti, dejando al sur el delta del Okavango... y en el poquito tiempo que pudimos estar allí, fuimos observados atentamente por ojos entre la espesura... ¡ojos de rapaces nocturnas!

Despunta un nuevo dia en la marisma... las siluetas de la bandada local de babblers píos (Turdoides bicolor) se recorta con las primeras luces

El sol todavía no ilumina las pequeñas pozas en el cañón del río, pero el joven pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer) ya remonta el vuelo con sus potentes aleteos

Y tanto ajetreo no pasa desapercibido para una mirada que se va desperezando desde la cumbre de los árboles... ¿quién será?

 Ya ha entrado la mañana, y el tántalo africano (Mycteria ibis) limpia sus plumas en el embarrado abrevadero

 ¡Swosh! El drongo de cola ahorquillada (Dicrurus adsimillis) está usando un enorme termitero como pista de despegue para lanzarse a por los pequeños insectos que vuelan con el calor del mediodía

 Mientras tanto, el gigantesco marabú (Leptoptilos crumeniferus) alza el vuelo... sus lentos aleteos son una delicia para la cámara, pudiendo congelar el remonte bajo la intensa la luz africana. 

¡Ahora sí que han despertado por completo al pobre búho de Verraux (Bubo lacteus)!
Aunque ha pasado toda la noche de cacería, nunca quita ojo de lo que sucede alrededor... y es que no es el único búho de la zona...

Los estorninos de Burchell (Lamprotornis australis) deben andarse con mucho cuidado cuando cae la noche en la marisma...

 ...porque ¿quién sabe cuántos pajarillos habrán cazado estas temibles garras? 

 ...garras que pertenecen, por supuesto, al imponente búho real africano (Bubo africanus)

 Por ahora hace demaisado calor - el búho apenas puede mantener los párpados abiertos. Pero cuando caiga la tarde ya será otro cantar...

 De momento, el drongo puede estar tranquilo. Puede dedicar la tarde a arreglar su plumaje, ya comió suficiente por la mañana en su termitero preferido

...pero tampoco debería relajarse mucho tiempo. En el invierno de Botswana, los días son muy cortos y para cuando se quiere uno dar cuenta, ya está atardeciendo. Alguien se empieza a impacientar en su rama... han sido ya muchas horas durmiendo en el mismo sitio...

...los ojos del búho real africano comienzan a abrirse de nuevo...

... y la pareja se junta, preparándose para una nueva jornada de caza nocturna

Pero los últimos rayos de sol todavía tienen preparada una sorpresa en el paraíso de los búhos... un impala está caminando entre los árboles caídos de un viejo bosque. De repente, un tocón parece haberse movido... ¿será posible?

¡Resulta que no es tocón ninguno, es un pollito de búho de Verraux! Ambos se miran con cursiosidad, pero saben que al día le queda poco, y cada uno tiene que atender sus tareas: el impala, terminar su ronda diaria y buscar un sitio seguro para dormir...

... ¡y el buhíto, subirse de nuevo al árbol del que se cayó! 
Todavía no puede volar con mucha destreza, así que no le queda de otra que impulsarse contra la corteza e intentar agarrarse con las patas para subir centímetro a centímetro... en Savuti, la vida no es fácil para las pequeñas rapaces nocturnas

Aunque no todas las rapaces que recorren estas praderas son nocturnas. En elegancia, nadie supera al secretario serpentario (Sagittarius serpentarius), casi tan alto como una persona y un experto cazador de serpientes 

Ya se ha escondido el sol, y los animales tienen que apresurarse a "cerrar" su dia. Las gallinas de Guinea (Numida meleagris) se acercan al abrevadero a dar el último trago de agua...

...y allí las espera el tántalo, que ya tiene las plumas bien arregladitas y que aprovecha para pescar algún siluro despistado... 

Y cuando parece que ya todas las aves se han escondido para la noche... dos ojos negros observan enmarcados por unas llamativas cejas blancas... ¿o no?

¡No! En realidad esos ojos no eran tales, sino que era la nuca del pequeño mochuelo perlado (Glaucidium perlatum), que no quiere que se le acerque ningún búho más grande por la espalda... ¡con esos falsos ojos, parece que siempre te está mirando! 

Como has podido ver, en Savuti nada es lo que parece... y en cada rincón hay alguna rapaz nocturna esperando a que llegue la noche. Apenas habíamos tenido 2 dias para fotografiar la increíble fauna de esta marisma, pero todavía nos quedaba un último destino en Botswana por explorar: ¡el frente del río Chobe!

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